Despierto y estiro los brazos. Busco a Dante sobre la cama, pero no está.
Suspiro y me levanto.
Después de alistarme para bajar a desayunar, veo en la cocina un pastel pequeño, un globo con mi nombre y muchas flores.
Me acerco lentamente y noto una nota:
"Feliz cumpleaños. Enciende la vela y pide un deseo"
No dice nada más.
Me siento en el taburete y el teléfono vibra con una notificación de mensaje de texto. Es de él:
"Estoy trabajando. Le di el día libre a Virginia. Come bien, te dejé algo en la cocina"
Me tomo una foto sonriendo, agradecida, y se la envío.
Suelto el teléfono, enciendo la vela, me canto el "feliz cumpleaños a mí" y trato de pedir un deseo.
—Deseo...—pero no sé qué pedir.
Deseo tantas cosas... tanto, que simplemente soplo la vela sin pedir nada.
Guardo el pastel y hago una mueca, algo decepcionada y triste. Pensé que él estaría conmigo hoy...
Pero a veces espero demasiado de alguien como él. Aunque he escuchado la frase: "Si alguien te quiere, hará todo por ti" y él