Sol duerme sobre su cama después de todo el drama y berrinche que armó por no querer que la inyecten.
El doctor la revisó y le colocó una venda muy apretada por un mes, dejando claro que no debía quitarla a menos que para ducharse y untarse la medicina para el moretón.
La fractura era superficial, nada de que preocuparse, por suerte no necesitaba una radiografía.
Me dejó encargado de colocársela y me dejó su contacto, fue un tipo agradable, se llevo un buen dinero por su atención sin preguntar nada más.
Mientras la veo dormir no evito reírme, desde que llegó a mi vida todo se ha vuelto un caos. Salgo de la habitación y apago la luz.
Camino por el pasillo sintiendo una paz, que pocas veces he sentido, no pude dormir bien mientras ella estuvo fuera de mi alcance.
Ella no puede escapar de mis garras, mientras mas cerca esté de mí...más la puedo controlar.
Me siento en mi oficina y me relajo, el recuerdo de cómo en ese sofá la hice venir otra vez, me abruma.
Esa carita enrojecida y esa