Renací para Recuperar Mi Nombre
Renací para Recuperar Mi Nombre
Por: Zafira
Capítulo 1
—Paulina, ¿te sientes segura para este concurso?

El bullicio de las voces en la oficina me sacó de golpe de mis pensamientos y, en ese momento, me di cuenta, sorprendida, de que… ¡había vuelto a nacer!

—¿Cómo que no va a tener confianza? Paulina ha ganado varias veces el premio a diseñadora destacada de la empresa.

Mientras hablaba, me dio un golpecito con el hombro y me sonrió. Sus palabras me dejaron sin saber qué decir, porque solo yo sabía lo que iba a pasar después.

En mi vida pasada, en el Concurso Nacional de Diseño de Joyería, entregué el boceto por el que había trabajado varios días con todo mi esfuerzo, pero allí mismo declararon que mi obra era un plagio. El comité mostró dos diseños exactamente iguales; incluso las líneas de los motivos grabados en la joya eran idénticas. Sin embargo, el registro indicaba que el otro trabajo había sido entregado antes que el mío, y la autora de ese boceto era precisamente Ariadna.

Ella estaba de pie frente al escenario, con los ojos enrojecidos, mirándome con incredulidad. Tomó el micrófono que tenía a un lado y me reclamó a gritos:

—Paulina, ¿por qué plagiaste mi trabajo? Si no se te ocurría nada, yo podía ayudarte a buscar inspiración de otra forma, pero ¿por qué tenías que copiarme a mí?

Me quedé paralizada. Ese diseño era mío; siempre lo había guardado en mi computadora y jamás se lo había enseñado a nadie. Apenas iba a explicarme cuando desde el público comenzó un murmullo ruidoso:

—¡Que se largue la plagiadora!

—Tiene mucho descaro para venir a competir con un trabajo copiado.

—Alguien así no merece llamarse diseñadora. ¡Qué asco!

Tomé el micrófono para defenderme, pero casi nadie levantó la voz por mí. En cambio, mis padres sacaron unas fotos de Ariadna desvelándose hasta la madrugada en casa “por el diseño” y se las mostraron a todos, diciendo que se arrepentían de haber tenido una hija como yo y que querían romper toda relación conmigo.

En ese momento, ya nadie confiaba en mí. Los guardias me echaron del lugar y, al revisar el celular, solo vi insultos contra mí en todas las redes sociales. Volví a revisar mi computadora: no tenía virus ni ningún programa de control remoto. La laptop y todos los bocetos en papel siempre los llevaba conmigo; era imposible que se hubieran filtrado.

Entonces, ¿por qué el diseño de Ariadna era exactamente igual al mío? Todas mis ideas, mis diseños, mis bocetos los había trazado yo misma, línea por línea. Yo jamás podría haberla plagiado.

—Paulina, dicen que en este concurso Ariadna también va a participar. ¿A quién creen que le van a dar el primer lugar?

Poco después de que entré en esta empresa, Ariadna, no sé cómo, terminó trabajando en la misma compañía. Al escuchar ese comentario, el miedo me invadió de nuevo y cerré el puño con tanta fuerza que casi me perforé la palma de la mano.
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