La hija adoptiva de papá se quedó encerrada por accidente en una bodega, por no más de diez minutos. Entonces, él me amarró por completo y me metió a la fuerza en ese mismo cuarto. Incluso, tapó las ventanas y la ventilación con una toalla. —Dado que, como hermana mayor, no cuidaste a tu hermanita, ahora te tocará sentir lo que ella pasó —dijo papá, sin el menor asomo de compasión. Pero yo le tenía pánico a los espacios cerrados. En ese lugar pequeño y oscuro, apenas podía aguantar el miedo y rogar como una loca. Sin embargo, lo único que recibí fue pura crueldad. —Este castigo es para que aprendas. Piensa bien cómo debe actuar una hermana mayor —me soltó, antes de dejarme sola. Cuando ya no entraba ni un rayo de luz, me entró la desesperación y empecé a retorcerme en la oscuridad. Una semana después, papá por fin se acordó de mí y pensó que ya era suficiente. —Espero que hayas aprendido. Si vuelves a hacer algo así, te irás de esta casa —dijo como si nada. Pero lo que papá no sabía era que yo ya me había muerto en esa bodega… Y mi cuerpo ya había empezado a pudrirse.
Leer másCuando llegué a la comisaría, me preparé para seguirlos hasta la sala de interrogatorios. Me moría por ver con mis propios ojos el momento en que soltara la verdad.Pero apenas me acerqué a la puerta, algo me sacó volando. Y por primera vez en mucho tiempo, sentí dolor.Intenté varias veces, pero nada resultaba. El ardor en el alma era insoportable. No me quedó más que rendirme, con la rabia encima.Los días siguientes, me los pasé rondando la entrada de la comisaría, escuchando lo que decía la gente que entraba y salía.No era mucho, pero sí lo suficiente como para darme gusto.La evidencia contra papá por asesinato era clarísima. Ya había confesado, y pronto le iban a dictar su sentencia. Lo más probable: pena de muerte.Su empresa, además, había sido intervenida por evasión de impuestos y otros delitos cometidos en estos tres años.Pensé que a Darly la iban a soltar, pero escuché que durante la investigación los policías se enteraron de que el hijo de su tío no se había ahogado por
Ese ruido los asustó a ambos, en el sofá.Papá fue el primero en espabilar, apresurado, tratando de disimular mientras se acomodaba la ropa. Solo al ver que no había nadie alrededor, suspiró aliviado.Yo también estaba tensa. Jamás pensé que de verdad pudiera levantar algo… Así que, por instinto, floté hasta el florero roto para observarlo mejor.—¡Ah!—¡Un fantasma!Justo en ese momento, Darly alcanzó a ver una sombra y gritó a todo pulmón.¿Qué está pasando? ¿Ella… puede verme?Me quedé petrificada en el lugar, sin entender nada, demasiado atónita para moverme.Pasaron unos segundos de silencio. Al ver que no había “nada” más, Darly se abrazó de nuevo a la cintura de papá y empezó a quejarse con voz mimosa:—Tengo miedo… abrázame.De pronto se sentó sobre las piernas de papá, con la blusa ya desabrochada, casi por completo.Ambos volvieron a su atmósfera íntima, dejando escapar apenas unos gemidos ahogados.Yo, al ver esa escena, deseé de corazón haber nacido ciega.¡Qué asco!Pero j
—¿Cuando encerraste a Darly, ¿no pensaste que podía tener miedo? ¡Ya es tarde para andar rogando! Te la pasaste años gozando de los caprichos de papá y mamá, y aun así tuviste el descaro de tratar mal a Darly, que ni papás tiene. Te lo digo en serio: si vuelves a hacerle algo, te voy a dar una lección que no vas a olvidar nunca.—Chiara, eres mala. El castigo que te dio papá fue demasiado suave. Desde hoy ya no eres mi hermana. No tengo por qué ver como familia a alguien tan cruel. ¡Ojalá estuvieras muerta! Tener una hermana como tú da pura vergüenza.Todavía recuerdo esas palabras de Miles, mientras yo me revolvía desesperada en la oscuridad… hasta que ya no tuve más esperanza.¿Qué pasaba por mi cabeza mientras me ahogaba en ese encierro?Pensaba en muchas cosas… tantas que ahora ya ni las recuerdo bien.Supongo que me arrepentía.Me arrepentía de haber sido tan ingenua, de no haber sospechado nunca de una extraña.Me arrepentía de no haber ido con mis papás al pueblo… tal vez podría
Por la noche, ya de vuelta en su estudio, papá seguía terco con su idea de que yo me había escapado.Para confirmar su hipótesis y dar conmigo, hasta se puso a revisar él mismo las cámaras de seguridad de la casa.En la mansión no hay cámaras adentro de los cuartos, pero afuera están por todos lados, no se escapa ni una esquina. Todo lo que entra o sale queda grabado.Las grabaciones eran claras: el día que me encerraron en el cuarto, no volví a salir jamás.—¡Eso no puede ser!Papá no lo aceptaba. Lleno de rabia, estrelló el portátil contra la pared, éste se rompió en pedazos.—¡Chiara seguro arregló estas imágenes! ¿No era tan lista para los estudios? No me extrañaría que supiera hacer eso…¿Cómo pude tener una hija tan rebelde?Después de gritar, seguía igual de furioso. Agarró el cenicero de la mesa y también lo lanzó.Justo ahí, Darly entraba con un vaso de leche en la mano.Se asustó tanto con el ruido que se le cayó el vaso y se rompió contra el suelo.Papá reaccionó inmediatamen
—Señor...Solo la voz del viejo Nolan logró sacarlo de su trance.Papá, al reaccionar, le metió una patada con rabia.—¡¿Y tú qué haces que no sacas a esas ratas de aquí?! ¿También estás del lado de esa mocosa? ¡Seguro ustedes armaron todo esto con un cadáver falso para asustarme!Nolan puso cara de víctima. Y yo, que escuchaba todo, no sabía si reír o llorar.¿Quién con tantita decencia querría estar cerca de papá? Ese tipo sabe adaptarse al ambiente. Y aunque no es tan despreciable como Darly, al final solo es otro empleado que obedece y no se mete en nada.—Señor, se está equivocando... Esa sí es la señorita Chiara. Usted mismo cerró la puerta del cuarto. Yo también la abrí hoy por primera vez...Pero ni eso hizo que papá cambiara de idea. Seguía apuntando a la bodega como loco:—¡Chiara no está muerta! ¡Eso es mentira!—Esa maldita lo planeó todo para escaparse sin dar la cara.—¡Pero la voy a atrapar! ¡Y cuando la agarre, le romperé las piernas!Yo lo miraba mientras giraba como
Media hora después, al ver que yo no aparecía, la expresión de papá se oscureció de inmediato.—¿Media hora y aún no se ha dignado a venir? ¿Qué pasa? ¿Ahora ni siquiera yo, su padre, puedo hacerla obedecer? ¡Qué muchachita…! ¿Tanto tiempo encerrada, no le ha servido para reconocer su error…? Quiero ver qué demonios está tramando esa mocosa. Papá se levantó enfurecido, y la taza de té que tenía en la mano se estrelló con fuerza contra el suelo.Yo me encontraba, justo detrás de él, observándolo en silencio. Ver su furia mezclada con un poco de nerviosismo, y cómo se golpeaba con la silla al levantarse, me sacó una sonrisa irónica.—Darly, quédate aquí un momento. Voy a arrastrar a esa mocosa hasta aquí para que te pida disculpas —dijo papá, antes de correr hacia la bodega en la que me habían encerrado.Pero, antes de llegar, una rata salió disparada del cuarto y lo hizo brincar del susto.—¿Qué demonios? ¿Ratas? ¿En esta casa?El mayordomo, pálido, que se encontraba a un lado,
Último capítulo