La noticia apareció en la portada digital de uno de los diarios más leídos de la ciudad. “La dupla del futuro: Alejandro Lozano y Clara Jiménez presentan un centro de convenciones que transformará la urbe”, rezaba el titular en letras negras, acompañado de una foto de ambos en el terreno del proyecto.
Clara lo vio temprano, mientras tomaba café en su oficina. La imagen la mostraba inclinada sobre un plano, con Alejandro a su lado, señalando con el bolígrafo. Era una foto profesional, pero el ángulo y el gesto de ambos transmitían una cercanía que iba más allá de lo laboral.
El texto del artículo tampoco ayudaba. Aunque reconocía al bufete Zambrano, la mayor parte estaba dedicada a resaltar la visión “moderna y fresca” de la arquitecta Jiménez y la “determinación estratégica” de Lozano. Incluso se refería a ellos como “la mancuerna perfecta para los nuevos tiempos”.
Clara cerró la pestaña con un suspiro, apoyando las manos en el escritorio. Sabía que Alejandro había influido en esa