81. Por qué
El aire entre nosotros se volvió tóxico. Brian continuaba mirando a Edward con unos ojos enigmáticos. Su mirada penetrante volvía a estar fija en mí.
—Mami, ¿podemos sacar la basura? —sus ojos se posaron en Brian y, tras esto, le lanzó una leve sonrisa—. Hola.
El semblante enfurecido de Brian se redujo poco a poco cuando mi hijo comenzó a caminar hacia él. Se agachó para quedar a la misma altura que nuestro hijo. Le dedicó una cálida sonrisa, a la cual Edward respondió con una mirada intrigada.
—Hola, ¿cómo te llamas?
Brian mantuvo la voz calmada. Edward, que lo observaba con curiosidad, se escondió detrás de mi pierna.
—Mi mami me dijo que nunca hable con desconocidos.
Respiró de manera lenta, llenando sus pulmones de aire y, tras eso, solo asintió.
—Tienes razón —levantó la mirada hacia mí de una manera visceral, imponente, suficiente para congelarme—. Laurent Torres, ¿se molestaría si hablamos unos momentos en privado?
Quise negarme, pero mi madre ya se imaginaba lo que esta