116. Le lanzamos la pelota
Los días parecieron semanas, donde todo comenzó a correr a una velocidad impresionante. Brian y yo habíamos preparado un viaje, pues, según me contó, todos debíamos enfrentarnos a Jonathan.
No solo nos enfrentaríamos a él, estábamos a punto de abrir la caja de Pandora.
Tomamos uno de los aviones privados de las aerolíneas de Brian con destino a Nueva York; estábamos a punto de entrar al ojo de la tormenta, en la pesadilla que persiguió a todos los Spencer por años. Durante todo el vuelo mantuve los ojos cerrados, acurrucándome junto a mi pequeño. Poco a poco el sonido del motor me recordaba que estábamos viajando no solo hacia una batalla… no… íbamos al destino que podía acabar con nosotros o con Jonathan.
Nos habíamos acomodado en casa de mi madre para no llamar la atención, así que ese día dejamos a Edward con ella. Antes de despedirnos lo abracé con toda la fuerza que tenía. Ese abrazo que solo una madre podía dar, para entregarle todo el amor guardado. Me preguntó por qué parecía