8. Quiere besarme
Su mirada era la de un cazador y yo, una simple presa. Sus ojos eran azules como el cielo, pero en esos momentos estaban tan oscurecidos como el mismo cielo nocturno. Su sonrisa era perezosa pero encantadora. Estaba vestido con un traje negro también a la medida y, en esa ocasión, tenía el cabello azabache despeinado. Sus ojos se mantenían en Brian y pude jurar que tenía una sonrisa sólo para provocarlo.—Vaya, hoy estoy de mucha suerte —murmuró Jacob, acercándose con paso elegante—. La secretaria más hermosa de la noche, que muy seguramente saldrá conmigo este sábado... y su jefe.Brian, junto a mí, apenas alzó una ceja. Su mano en mi espalda se tensó... por un segundo. Lo suficiente para que yo lo notara. Luego volvió a su postura inquebrantable.—Jacob, ella estará muy ocupada conmigo este sábado, así que no te ilusiones —dijo con voz suave, afilada como una navaja envuelta en terciopelo—. Además, qué sorpresa encontrarte aquí. Pensé que esta noche dejarías que tu padre viniera, p
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