14. ¿Acaso nos estás amenazando?
Tras la relajada… ¿cita? Terminamos dirigiéndonos hacia la tienda de ropa personalizada de mi jefe. Tendría una reunión con unos dirigentes en una semana, la cual requería varios trajes, pues viajaríamos a España. Mi plan era fácil: debía haber sido despedida para ese viaje, pues tomaría una semana.
Sentada, observaba a Brian vestirse con varios trajes. Desde el azul marino hasta el negro, pasando por ese crema arrogante que solo a él le queda bien… todos eran un insulto visual a mi autocontrol. Cada movimiento, cada prenda que se colocaba, lo hacía ver más… atractivo.
Ok, tenemos un problema.
¿Cómo es posible que mi insufrible jefe me comenzara a parecer atractivo?
—Señorita Torres, ¿acaso le gustan mis trajes? Puedo comprarle uno si le interesa.
—Para nada. Si sigue vistiéndose con más trajes, los voy a quemar.
—Señorita Torres, siento que tiene una afinidad por querer quemar mis cosas. ¿Es una señal de que le parezco ardiente?
—Ja, Brian, te prometo que si me sigues ha