Por la noche.
La mansión Eastwood estaba llena de risas y emoción.
Aquella noche, la familia se reunía para celebrar dos grandes revelaciones: Paz y Bianca, ambas en etapas avanzadas de sus embarazos, estaban listas para revelar el sexo de sus bebés.
Bianca, con un mes menos de embarazo que Paz, ya conocía el sexo del bebé, pero prefería dejar que el momento fuera aún más especial.
Las niñas, Mila y Mia, tenían en sus manos dos huevos decorados con confeti, cada uno preparado para hacer estallar la sorpresa.
Amelia, con una sonrisa cálida, fue la primera en hablar.
—Bien, Mia, ¿estás lista para hacer la gran revelación? ¡Rompe el huevo que nos dirá si tu tía tendrá niño o niña!
Mia asintió, sus ojos brillando de emoción mientras todos se reunían en el jardín. Con un grito de júbilo, lanzó el huevo al suelo, y de inmediato, una lluvia de confeti azul salió disparada al aire. La familia estalló en aplausos, celebrando la noticia. Las niñas estaban radiantes de felicidad.
—¡Sigo yo! —grit