STEFANO HARRISON
El aparato se me cae de la mano junto con el vaso en el que estaba bebiendo whisky. Se parte por la mitad derramando el líquido y manchando la alfombra.
Una avalancha de escenas pasan por mi cabeza, una es peor que la otra.
Todo toma forma, todo se junta y lo único que puedo hacer es servirme otro puto trago y beberlo sin importarme que me queme la garganta. Jodida mi3rda.
–¿Me acosté con Abby? En la recepción de Salvatore–Una sonrisa amarga brota de mis labios y creo que la maldita cabeza me va a explotar con esta noticia.
La vuelvo a llamar una y otra vez pero la muy cría no contesta el puto teléfono.
–Abby King, contesta el maldit0 celular o te juro que soy capaz de darte un par de nalgadas cuando te vea–Nada.
Aviento el aparato lejos sintiendo algo extraño en mi pecho. ¿Emoción? ¿Enojo? ¿Ira? ¿Satisfacción?
Pero qué mierda estoy pensando. ¡¡Me acosté con la hermana de mi capo!! ¡¡Una cría de 19 años!! Jodida mi3rda. Soy un maldit0 enfermo. Un puto depravad