STEFANO HARRISON
–Las armas que se solicitaron han sido enviadas a Martini, el muy imbécil quiso una rebaja– Me reclino en el asiento y reviso las carpetas que tome de casa de King.
–No hay rebajas. Dile a ese viejo zorro, que el precio, es el que acordado– Sostengo el celular mientras envío correos a otros socios.
–Sí señor– Caleb me da algunos datos sobre las próximas entregas. Aunque está en Colombia, en una finca, logra comunicarse conmigo. Tenemos una nueva sede en ese lugar y él se encargará de cierta parte administrativa. Salvatore lo escogió porque ha demostrado ser leal a la organización.
–Mantenme informado de los movimientos del cartel de Gómez. Esos hombres aunque hayan cesado el fuego y pactado una tregua con King, no son de fiar– dejo un par de instrucciones antes de colgar.
Me paso la tarde revisando asuntos de la empresa, para cuando termino ha oscurecido. Mi cabeza evoca los acontecimientos de ayer, y la imagen de Abby abierta para