Al día siguiente, Noe se levanta más temprano de lo costumbre, quiere llegar a casa, ducharse y cambiarse de ropa, pero no fue tan temprano como debería ser. Al bajar las escaleras, escucha voces en la cocina y se dirige hacia allí, quería irse para no atrasarse en el trabajo, tenía que saber que había descubierto Correa sobre su cuñado. Era algo que le daba vueltas, más de lo que quería, en la cabeza y debía terminar con eso de una vez por todas para poder concentrarse en su trabajo. No podía irse sin despedirse y agradecer, por lo que se asoma en la cocina para hacerlo y salir de ahí antes que sea más tarde.
—Buen día —saluda entrando a la cocina.
—Buen día —responde Sofi sonriendo como siempre. Noe se había dado cuenta que desde que la había conocido en el club la otra noche, siempre estaba sonriendo. Deberían dolerle las mejillas de tanto sonreír.
—Hola —saluda Mateo apenas levantando la cabeza para verla.
—¿Cómo dormiste? —quiere saber Sofi, mientras Noe toma asiento al lado de M