3 años antes…
—Está muerto —habló Gaby sentándose frente al escritorio de Ian—. Muerto y enterrado, está hecho.
El rubio lo observó con una ceja elevada.
—¿De quién hablas?
—Mira —respondió quitando su teléfono del bolsillo—. Hubo una pequeña confusión cuando le compré el celular a Aye y por alguna extraña razón me llegan sus mensajes. Está todo el tiempo mandando mensajes.
—La espías —acusó Ian entendiendo lo que el morocho hizo.
—Es algo sin querer —se defendió con rapidez.
—No tienes caso.
En ese momento el celular comenzó a sonar.
—Es él, ese tal Joel. ¿Qué clase de nombre es ese? —gruñó Gaby—. Todo el día le manda mensajes —Comenzó a leer—. "Buen día A" —Lo miró a Ian—. Su nombre es Ayelen, no A —siguió leyendo—. ¿"Qué dulces te gustan?" —Lo miró de nuevo a Ian y este escuchando—. Espera, ella le contesta. "Los Snickers" —Ian tapó su boca para no reír—. Ahí le contestó. "Que bien, a mí también" —Ian no se aguantó y se carcajeo—. ¿Qué son estos mensajes, he?
—Son niños, Medina, ha