—Eres buena distrayendo —comenta Gaby buscando el vestido de su mujer. — ¿Dónde está? —pregunta para ella misma con la mirada en el piso. ¿Buscas esto? —cuestiona divertida Gaby levantando la tanga de la chica en su mano. —¿No me digas que la rompiste? —inquiere en media queja al tiempo que se la quita de la mano. —No mucho —murmura con una sonrisa tonta y esa sonrisa se amplía cuando ella estira la tanga frente a él mostrando que no servía ni para trapeador. —Ahora voy a andar el resto de la fiesta sin nada debajo del vestido —le hace saber tomando el vestido del suelo. —Y eso va a seguir distrayéndome el resto de la fiesta —entona divertido. —Seguro que a todos los que se den cuenta que no llevo ropa interior —suelta adrede y él frunce el ceño. —No puedes salir así —le reprende. —No voy a quedarme aquí —le hace saber ella. —Lo hubieras pensado antes de comenzar con tu distracción. —Lo hubieras pensado antes de romper mi ropa interior —replica ella y sale del cuarto antes que él pued