La pobre Noe, tuvo regalos en todo el día, tal cual había prometido a Gaby, por el día de San Valentín o mejor dicho porque él quería que ella le volviera a hablar y así poder persuadirla de aceptar su trabajo con Quintana. Los regalos eran flores, bombones, globos, lo que hacía que sus compañeros se diviertan con ellos y más cuando el rostro de ella se tornaba rojo de vergüenza y una mezcla de rabia por las ocurrencias de su hombre, no obstante, era peor cuando esos globos ocupaban todo su escritorio y además tenían formas de vampiresas. Cada vez que el mensajero llegaba, era una divulgación de murmullos y risas en la estación. Gaby había hecho demasiado ese día, tanto como para provocarla, como para que se enfadara más con él. El morocho no podía dejar de hacer esas cosas, de alguna manera tenía que darle a entender a esa loca mujer que no se iba a escapar tan fácil de él. Los presentes se hicieron más tediosos con el transcurso del tiempo, hasta llegó un mini concierto para ella, c