Los ojos de Sebastián estaban clavados en Ellyn con una mezcla de reproche, celos y un dolor tan profundo que parecía carcomerle el alma.
—¿De verdad vas a darle otro hijo a Federico, Ellyn?
Ellyn, sorprendida, se llevó una mano al vientre con un gesto instintivo, como si intentara proteger aquella pequeña vida que apenas comenzaba a crecer dentro de ella.
—Sebastián… ¿Por qué lo dices con ese tono? —cuestionó
—¡Porque me duele! —estalló él, incapaz de contener la rabia contenida en su pecho—. Lo has perdonado tan rápido. Como si nada.
—¿Rápido? —Ellyn rio, pero sin alegría—. ¿Tú crees que ha sido fácil? ¿Sabes todo lo que hemos tenido que soportar? Mis padres no son mis padres… y la mujer que me dio la vida, la misma que me odia desde que nací, fue quien envenenó a Federico contra mí. ¡Ella me arrebató todo! Me mintió, me manipuló… y, aun así, aquí estoy, intentando reconstruir algo de lo que fui. Él… él me rogó perdón, y yo… estoy cansada de odiar. No quiero seguir envenenando mi al