Capítulo 31 — Solo un beso

De nuevo y con el desespero que ella siempre intentó contener, Carmen recibió los carnosos labios de Bastián, esos que parecían proveerle del oxígeno que le faltaba y la renovaba, esos mismos labios que siempre la provocaban, la seducían y la hacían derretirse extasiada.

Las lenguas de ambos compaginaban perfectamente, moviéndose rítmicamente mientras avanzaba el beso y sus cuerpos se iban acercando lentamente, juntándose cada vez más en el estrecho y oscuro asiento trasero del auto.

Carmen mantenía los ojos cerrados con nervios, moviendo sus manos con cierta inseguridad sobre los hombros de Bastián, bajando hasta su sólido pecho.

Ella intentaba concentrarse en ese cálido y ansioso beso, al tiempo que podía sentir, como el corazón de Bastián, tal como el de ella, aceleraba cada vez más su ritmo y fuerza.

Era solo un beso…

Un beso que le estaba dando, un hombre que para todos era un ser frío y sin corazón, aunque para Carmen, Bastián era muy diferente…

Una conglomeración de recue
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