Carmen había estado observando a sus amigas y sus ojos brillaban con orgullo, cristalizados por las lágrimas de felicidad, aunque ella se contenía para no arruinar su impactante maquillaje.
Cuando las tres jóvenes y el pequeño, ya estuvieron abajo, con mucha curiosidad, el público se acercó para presentarse y felicitar a Carmen por su cumpleaños, llevándole costosos y exclusivos regalos, como joyas y antigüedades.
La fiesta continuó al tiempo que Carmen, Fernanda y Mila, se iban desenvolviendo con los invitados, mesoneros iban y venían, la banda tocaba, algunas parejas bailaban en el centro del salón y todos sonreían.
La noche se desarrollaba de forma espléndida, cuando repentinamente la música se acabó, todos hicieron silencio, extrañados y el toque de una copa con un cubierto, terminó de llamar la atención de los presentes.
— ¡Atención, atención, la señorita Alicia Beltrán, por favor, requerimos de su presencia, por favor! — Se escuchó al orador, desde la tarima.
Extrañada,