Ya casi no se movían por la pista, ambos se habían olvidado de bailar y se veían más concentrados uno en el otro.
— ¿Huir juntos? — Bastián arrugó el entrecejo. — Tú… ¿Harías eso por mí?
— Sí, yo… Haría lo que fuera por ti… — Soltó Carmen, sonriéndole.
La música se detuvo, todos aplaudieron y Bastián y Carmen fueron de nuevo consientes de que no estaban solos al mirar alrededor.
— Ven conmigo…
Ansioso y repentinamente mucho más serio, Bastián tomó la mano de Carmen con fuerza y se la llevó de la fiesta hacia un balcón alejado.
— Carmen, cariño… ¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo? ¿Estás segura de eso?
Bastián seguía sosteniendo una de las manos de Carmen, mientras que con la otra mano, le acariciaba la mejilla con suavidad, viéndola a los ojos.
Ella asintió, para luego, con su mano libre, sostener y presionar la mano de Bastián contra su mejilla, al tiempo que cerraba los ojos, sintiendo su delicado toque.
— ¿Incluso serías capaz de dejar a tus nuevas hermanas solas,