Quemándote

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Última actualización: 2025-06-01
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Resumen
Índice

Lukas Král, un joven huérfano con un pasado marcado por la tragedia, lleva una vida fragmentada después de un atentado que mató a sus padres y le dejó sin un ojo. Su existencia se reduce a trabajos temporales y una vida en la sombra. Benjamin Harrison, un astuto agente del Servicio Nacional de Inteligencia del Reino Unido, oculta secretos detrás de su fachada de hombre de mundo y amante del arte. Su sed de venganza le motiva cada día, con la misión de encontrar a Jan Král, el tío de Lukas, responsable del incendio que destruyó su infancia y lo dejó huérfano. Cuando Benjamin y Lukas se encuentran en Francia, el británico aprovecha para volverlo su interprete para una subasta, encontrando una oportunidad para utilizar al joven como herramienta para alcanzar su objetivo. Benjamin lo adentra en un juego de engaños y secretos en el que debe enfrentar sus propios demonios y confrontar la realidad, dejando al descubierto su verdadera identidad frente a Lukas antes de desecharlo. Lukas quién había perdido sus motivos para vivir, regresa para vengarse de Ben. Al ver su regreso, el interés de Ben revive incendiando su ser pero si quiere al francés de vuelta tiene que hacer algo. ¿Lukas podrá perdonar al demonio hecho humano que volvió a dejar su vida en cenizas?

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Capítulo 1

Capitulo 1: Encontrando una obra perdida

— ¿Te encuentras bien?

Una mano saltó frente al rostro del castaño, se trataba de un hombre de cabello ligeramente largo compuesto por varias ondas rubias divididas por la mitad que daba una apariencia desordenada debido al nulo intento de peinarlo, usaba un pantalón negro similar a una pijama y una camiseta de manga larga holgada, aún en el suelo el morocho de nombre Lukas dudaba en aceptarla por la vergúenza de saber que lo habían visto caer a mitad de la calle, sin hablar, hizo un movimiento con la cabeza en señal de agradecimiento mientras las manos se unián y movía el rostro para tapar su rostro con los mechones lacios del frente.

— Gracias

— No ha sido nada, pero ese golpe debió doler. ¿Te encuentras bien?

El rostro de aquel británico, al cuál su acento le delataba, no se veía debido al cubrebocas negro que traía puesto, sin embargo Král podía jurar que estaba sonriendo por el tono burlesco al hablar de su caía.

— Lukas, soy Lukas Král.

¿Por qué dije mi nombre? Pensó antes de separar su mano y quedarse sentado sobre la banqueta.

— ¿Ese apellido no es checo? Tu francés es perfecto, pensé que eras de aquí.

El más alto se mantuvo en cuclillas a su lado, ocultando perfectamente la incomodidad de la posición, sus ojos verdes parecían oscurecerse mientras repasaban el cuerpo del más joven.

Soy de aquí, mis padres eran migrantes.

Una extraña punzada y sensación recorrió el cuerpo del francés al haberlos mencionado.

— Cierto, soy Benjamin Harrison pero llamame Ben. — Uno de los ojos se veía particularmente sin vida, sin los tonos cafés y dorados que el otro mostraba, eso había provocado que Lukas no pudiera quitar la mirada hasta que escuchó al brítanico aclarar la garganta. — Me alegro que te encuentres bien, estaba buscando una tintorería ya que en el hotel en el que estoy me dijeron que tardarían y quería ver algo más casero. Eres de aquí ¿Conoces alguna?

El rostro del rubio reflejaba que sus pensamientos no eran precisamente positivos, sin embargo el francés no había querido incomodar al verlo tan fijamente, pero desde que Lukas había perdido uno de sus ojos durante el incidente que lo dejó huérfano se había acostumbrado a apreciar la belleza de éstos en otras personas.

La mano derecha del mayor se colocó sobre el hombro contrario, haciéndolo levantar el rostro rápidamente para mirarlo con sorpresa y confusión, provocando que los mechones de cabello que había usado para cubrirse se hicieran hacia atrás y dejará al descubierto el parche ésteril color crema en su rostro, provocando que una oleada de nerviosismo recorriera su cuerpo debido a la inseguridad que sentía con su apariencia y un creciente miedo de que el ajeno lo mirará con pena y asco al igual que muchos solían hacerlo, alejándose un poco y levantándose dispuesto a alejarse.

— Hey. Tranquilo, fui bombero, te ves bien de ambas formas aunque el cabello a los lados me gusta más. — No dijo nada más, observando aquella actitud de querer escapar. — Cómo puedes notar, mi francés no es el mejor. Sé qué es raro, pero ¿Quisieras acompañarme a una subasta de arte? — Dio un poco de tiempo en espera de una respuesta, sabía lo raro que sería acompañar a un completo extraño, pero al no recibir ni siquiera un “no” decidió volver a hablar. — Te pagaré por los servicios de traducción, no harás mucho ya que suelen hablar inglés también, pero quiero saber que dicen a mi alrededor, no puedo perder información valiosa cuando hay una pieza que me interesa mucho.

— ¿Entonces qué? ¿Planeas un saquearnos al igual que tu museo?

La lengua afilada de Lukas se había hecho notar cómo forma de defensa luego de que se descubriera su uso de parches, sin embargo en ese momento para él era más claro que antes, que el hombre a su lado estaba sonriendo debajo de aquella mascarilla negra.

— Entonces, quizás, serás la primera pieza que robe si dices que no. — Se encogió de hombros al levantarse, limpió sus rodillas con un gesto casi pretencioso por haber estado tanto tiempo agachado. — Pero como ya debes suponer, soy mucho más gentil con las personas ajenas a mi profesión.

— ¿Y cuál es tu profesión? Porque espero que no me lo tomes a mal, pero no parece que seas lo suficientemente fuerte para robarme.

— Oh, bueno… Soy muchas cosas, pero por ahora digamos que soy coleccionista.

El hombre parecía delgado debido a la ropa tan holgada, sin embargo bajo esa ropa había más masa muscular de la que aparentaba y era más obvio cuando al dejar de encorvarse se notó que era mucho más alto en comparación a Lukas.

— ¿Realmente crees eso? ¿Por qué? ¿Mi ropa? — Bajó su mascarilla mostrando su deslumbrante sonrisa, debía admitir que tenía un prejuicio respecto a la higiene bucal de los británicos pero para ser honesto definitivamente esa sonrisa parecía a la de algún actor a excepción de sus destacables colmillos. — No creo que llevar traje en medio de la ciudad mientras buscaba una tintorería para dicho traje fuera una opción, aunque si tienes dudas…. Puedo hacer esto.

No le dio oportunidad de procesar el movimiento ni la forma en la que sucedió pero se encontraba siendo sujetado en el hombro de aquel rubio con las piernas dobladas en el aire para no dejarlo escapar.

— ¡Okay! ¡Ya entendí! Te creo. — Jadeó levantando las manos una vez que sus pies tocaron el suelo, con los ojos cerrados por el pánico. — No es normal levantar a un extraño en la calle, no deberías haber hecho eso. Nunca sabes lo que podrían hacerte.

— Esos pensamientos tuyos… ¿Qué es lo que crees que podría suceder? — Preguntó con una sonrisa llena de malicia, Lukas no podía evitar preguntarse cómo era posible que sonriera tanto, por su lado Benjamin disfrutaba de la reacción ajena por las acciones tan repentinas y con el fin de molestar aún más sujetó la barbilla del francés con delicadeza pero con firmeza mientras sus brazos optaban por rodearle la cintura. — ¿Debería liberarte ya? No estoy seguro que puedas hacerlo tú solo si te caes en medio de la calle.

— Mejor dime que necesitas mientras llegamos a la tintorería, estar parado en medio de la calle no es lo mío.

— ¿Y qué es lo tuyo? ¿Caerte en medio de la calle? — El tono divertido al hablar irritaba aún más a su acompañante, haciéndolo sonreír aún más.

— ¿Sabes qué? No te ayudaré, encuentra la tintorería tú solo y soluciona lo del intérprete por tu cuenta.

Antes de darse la vuelta por completo listo para marcharse, el brazo del más pálido fue detenido y colocaron 200 euros en su mano.

— ¿Qué crees que haces?

— Asegurándome de que tú lo harás. 

El rubio continuaba sujetando su brazo y con la desesperación comenzando a expresarse en su actuar, dio un jalón para acercarlo sin intenciones de dejarlo escapar.

— Dejaré de molestar por hoy, pero debes considerar ser mi traductor o interprete, cómo quieras decirle.

Lukas necesitaba el dinero por lo que no dudó en tomarlo, dando un suspiro mentalmente antes de acompañarle el resto del camino sin decir una palabra. Una vez llegaron a la tintorería, accedió a aceptar la tarjeta de presentación con la promesa de comunicarse luego respecto a la oferta, y por fin continuar su camino original sin evitar pensar en lo extraño que había sido conocerlo. 

Sonrió al saber que el pan que compraría para la reunión sería mucho mejor ahora que tenía ese dinero extra, no podía quejarse por más extraño que le había parecido aquel britanico, sus pasos iban calmados pero el resto de su cuerpo delataban su curiosidad y ligera ansiedad al ver aquella tarjeta de opalina texturizada que dejaba a la vista que se trataba de alguien importante por lo que no podía evitar preguntarse cuál era la razón por la que caminaba tan libremente sin seguridad alguna.

Tan pronto cómo llegó a su destino, Lukas contó todos los detalles de su extraño encuentro a su amiga Ava mientras ella se encargaba de empaquetar el pan que llevarían a la reunión.

— ¿No crees qué es raro? No entiendo por qué un hombre tan importante me pediría ser su traductor, podría conseguir a alguien capacitado pero decidió que yo era una buena opción…

— Suena extraño por decir lo mínimo, pero aún más raro es que la tarjeta sólo diga “Agente Gubernamental” y no la institución a la que pertenece. — La mirada de aquella pelirroja delataba su preocupación sobre la situación, más sin embargo intentaba pensar que no había razón para preocuparse. — Si llevaba la ropa cómo dices, suena cómo un hombre vagabundo que parecía no tener nada más que un traje y suficiente dinero para comprar a un desconocido que se cayó en medio de la banqueta…. Definitivamente es raro en todo sentido ¿Te genera desconfianza?

Observó el camino mientras intentaba recordar a aquel hombre. — No lo sé, no creo poder leerlo pero me parece que aunque es raro y quizás excéntrico… No es ¿Malo? — Dudo un poco pero no quiso juzgar.

— Bueno… aún falta tu parte de la renta, después de que le enviaste dinero a aquel tipo de la carta que decía ser tu tío no has podido recuperarte. Yo sigo pensando que te robaron.

— ¿Por qué tomarse la molestía en hablar checo si es así?

Su amiga levantó los hombros y entró al lugar seguido por él, ambos conocían mucho sobre la vida del otro, se habían conocido en el grupo de apoyo para sobrevivientes que habían perdido a su familia por ataques terroristas. Ava había perdido a su hermano en un atentado a un concierto y tras aquella noticia sus padres cayeron en una depresión que los llevó a suicidarse, dejándola a ella junto a una gran deuda. Por su parte Lukas era un caso complicado, sus padres eran inmigrantes pertenecientes a una larga familia de actores asentada en Francia tras la Primavera de Praga, durante una función teatral sucedió el atentado y todo lo que conocía se vió destruido dejando a casi todos muertos, su tío Jan y él habían sido los únicos sobrevivientes pero esto no lo supo hasta que algunas cartas de su tío llegaron al orfanato en el que vivió luego.

Las cartas solían hablar sobre lo sucedido y que si en algún momento él decidía ir al país de sus padres, estaría ahí para él junto a toda la famila, pero Lukas no lo veía necesario porque faltaban pocos meses para que cumpliera la mayoría de edad y no quería alejarse del lugar que conocía, menos ahora que varios recuerdos se habían hecho borrosos por el trauma, sin contar que los recuerdos con sus padres podrían aparecer en cada esquina.

El pan estaba sobre la mesa y la mirada del pelioscuro estaba fija en él pero sus pensamientos se habían concentrado en la razón por la que aquella bolsa estaba ahí, el dinero de Benjamin Harrison.

¿Debería aceptar la oportunidad? Necesitaba el dinero, la verdad es que negarse no era una opción pero la situación seguía siendo rara.

— ¡Lukas! Es tu turno.

Llamaron su atención y la persona a su lado le dió un sútil golpe con el codo.

— Ésta semana no sucedió nada importante, pero no he tenido ningún pensamiento negativo, visité las tumbas de mis padres y el monumento en conmemoración hace unos días. Las cosas comienzan a tener un buen rumbo.

Una sonrisa para nada sincera se posaba en su rostro esperando los aplausos del grupo antes de volverse a sentar y continuar analizando la oportunidad.

¿Había alguna posibilidad de que fuera algo peligroso? Su mente vagó entre escenarios ficticios sobre Benjamin siendo un traficante de órganos y cosas por el estilo en lo que terminaba la reunión, se sintió culpable al no prestar atención pero sus preocupaciones ocupaban un lugar muy grande en su mente ahora mismo.

Era costumbre que la mayoría de las cosas que la gente llevará no se acabará así que tan pronto la sala quedó prácticamente vacía se acercó a guardar el pan sobrante y pocas cosas más. Gracias a esas reuniones solía tener comida para desayunar durante la semana pero aún era algo que le causaba vergüenza, odiaba el hecho de que la gente supiera de sus problemas y le tuviera lastima.

Un suspiro delató que se encontraba sobre pensando, Ava se había mantenido en silencio camino al departamento que compartían, pero ahora la atención de sus penetrantes ojos azules estaba fija en Lukas.

— Tomaré el trabajo del britanico, seguramente me pagará bien.

Una sonrisa dejaba ver ligeramente la preocupación en la joven, a pesar de ello su mano mostraba un dedo pulgar hacia arriba en forma de aprobación.

— Vas a tener que vestirte bien, será una subasta y dices que él es importante…

— Cierto, aunque primero debo avisarle… — Se recostó sobre sus brazos mientras sacaba su celular y marcaba el número de la tarjeta. — Acércate para que escuches su voz.

La más joven tomó lugar a su lado mientras asomaba su rostro cómo si pudiera ver a la persona detrás del teléfono.

Después de un rato el tono se cortó mostrando que su llamada había sido contestada, haciendo que el corazón de Lukas se detuviera por unos segundos antes de dejar escapar un jadeo.

— Número francés…¿Eres mi francés malhumorado? 

No lo veía, pero juraba que estaba sonriendo al hablar, cómo si hubiera estado seguro de que le llamaría.

— Llamame Lukas. — bufó.

— No dudes que lo haré. — Ava giró a verme con una ceja levantada por la curiosidad. — Supongo que llamabas para decirme que aceptas mi oferta, bueno en realidad no lo supongo, estoy seguro de qué es eso… A menos que te hayas enamorado de mí ¿Lo hiciste, drahý?

Se sorprendió al escucharle llamarle querido en checo sin embargo intentó no mostrar ninguna reacción ante sus bromas y tragó saliva.

— Quiero saber antes sobre el pago.

— Te daré el mundo si es lo que quieres, pero si necesitas una cifra exacta te enviaré todos los detalles ahora mismo, no olvides agregarme. — el sonido de su lengua chasqueando se escuchó vagamente antes de que siguiera hablando. — No prepares ropa, te vestiré yo. Sólo dime tus tallas para estar seguro.

El rubió alcanzó a distinguir una discusión al otro lado del teléfono a pesar de que parecía que el micrófono había sido cubierto, no pudo evitar sonreír de forma ladina, disfrutando de tener poder sobre él gracias a su necesidad de dinero.

La llamada se cortó unos segundos después y Benjmin alzó su brazo hacia el techo, preguntándose qué tan miserable sería el lugar en el que aquel francés dormía ahora mismo. Con su cabello con tonos azabache combinados con castaño no podía evitar acordarse de un pequeño gorrión que durante su infancia salvó de la nieve.

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Capitulo 1: Encontrando una obra perdida
Capitulo 2: Museo personal
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