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Capitulo 4 : La Jaula de Uno es la libertad de otro.

Aún no amanecía por completo cuando Benjamín entró al automóvil y Thomás detrás suyo con un leve rastro de molestía en su rostro, sonriendo Ben se acomodó y abrió su carpeta para mostrar fotos de Jan, ahora se veía con el cabello ligeramente largo e incluso bastante descuidado a cómo lo recordaba.

— Hubo cambio de planes, tomaremos un tren. Junto a las fotos pude averiguar que el grupo sabe de ti, con los boletos de avión con nuestros nombres es seguro que irán por esa ruta y de ésta forma no los encontraremos. El lado negativo es que tardaremos más ¿Estás de acuerdo?

No logró procesar el bombardeo de información que recibió hasta que se encontraron abordando el tren rumbo a Frankfurt, estaba asombrado al ver la primera clase casi vacía, una tapicería clara que hacía su piel palidecer aún más, un silencio absoluto gobernaba el lugar y estaba feliz de que solo se escucharán los sonidos del tren, el francés tomó asiento junto a la ventana mientras que sorpresivamente Benjamín correspondió sentándose al frente con las manos sobre la mesa.

— Creo que no me estabas prestando atención, tendremos que transbordar en cuatro horas o quizás menos. ¿Qué quieres desayunar?

— No pienso comer nada si no me acompañas

— ¿Eso es cortesía o desconfianza? Aunque siendo tú.. ¿Tienes vergüenza?

El tren cruzaba campos de niebla y granjas cuando una asistente apareció en su asiento lista para ofrecer el menú, el rubio le sonrió con galantería mientras que Lukas no prestaba atención suficiente. La orden había quedado a cargo del britanico debido a su silencio por lo que decidió relajarse un rato, apoyando la cabeza contra la ventana mientras ambos hombres se miraban fijamente y el francés nuevamente se preguntaba… ¿Puedo confiar en él?

No podía evitar preguntarse aquello cada que miraba el ojo con vida del contrario, su mirada era tan expresiva cómo hermosa, a diferencia de él que se sentía una pausa en medio del lujo del lugar, podría jurar que si él no fuera la compañía en la travesía, probablemente Benjamín habría ido en un jet privado.

Sus pensamientos fueron interrumpidos debido a la llegada de los desayunos y las miradas y sonrisas coquetas que desprendía el inglés con encanto, el azabache no podía hacer más que sentirse incomodo pero no dijo nada y optó por empezar a comer.

No notó cuando la mujer de largas piernas se retiró hasta que sintió la mirada del contrario fija en él y cada bocado que daba, no quería iniciar una conversación pero fue perfectamente percibido por la impecable lectura de movimientos de Ben, quién sonrió antes de empezar a comer.

— Empiezo a tener un gusto en tenerte cerca, invitarte comida se siente como alimentar perros callejeros.

—¿Qué pasará si cambias de idea? —preguntó Lukas, sin rodeos

—¿Sobre qué?

—Sobre ésto, sobre tenerme cerca.

—¿Esto? —Benjamin sonrió, haciendo a Lukas bufar por el énfasis a esa palabra.

—Si lo de mi tío no sale ¿Me dejarás tirado en Alemania?

—¿Tanto desconfías de mí? Pensé que ya te agradaba un poco — Replicó Benjamin con suavidad. — ¿Has pensado en huir?

Lukas bajó la vista hacia su comida.

—Si quisiera hacerlo, no estaría sentado ahí, ni siquiera habría aceptado.

— Y yo decidí poner tu seguridad encima del plan. —respondió Benjamin—. Así que no seas paranoico y come, te veías más lindo intentando ignorar a la rubia de hace rato.

El ojo del azabache rodó antes del inicio de un largo silencio interrumpido de vez en cuando por conversaciones triviales.

Cuando se informó que debían prepararse para bajar Lukas intentó alcanzar una botella de agua estirándose a través de la mesa, exponiendo parte de su torso debido al levantamiento de la camisa. Benjamin lo vio. Lo miró demasiado. Lukas se dio cuenta, pero no dijo nada y se apresuró para alistarse.

El transborde fue más rápido de lo que esperaba y tan pronto tomó asiento se decidió a dormir para no tener que pensar más en la mirada que había recibido por parte del ojiverde, la sola idea de pensar que las cicatrices en su torso fueron vistas le hacía sentir incómodo pero en cierta parte agradecía que solo estuviera el británico.

Solo consiguió dormir una hora y media debido a que el británico se estaba divirtiendo colocando la basura de sus semillas de girasol en una pequeña torre sobre el dorso de su mano.

— Hola mi bello durmiente ¿Descansaste bien?

— Pude haberlo hecho si no fuera por ti.

— Yo también te extrañé. — Miró por la ventana un rato, como si dudará sobre lo que iba a decir y luego sus miradas se encontraron. — Quizás te omito información, pero nunca te he mentido… Si un día dudas de mí, toca por encima de las cicatrices de mi rostro y pregunta de nuevo.

Lukas parpadeó.

—¿Realmente dirías la verdad?

— Claro, no necesito mentirte.

— Entonces supongo que gracias.

Lukas lo miró largo detenidamente en busca de despejar sus dudas.

— Tu igual puedes hacer eso… pero solo con las del abdomen, mi rostro es demasiado personal.

Benjamin sonrió divertido.

— No te preocupes, vrabec. Solo necesito mirarte para saber la verdad.

El tren siguió su curso con tranquilidad y una extraña paz para la desconfianza de Lukas pero una tortura para los pensamientos que comenzaban a florecer en la mente de Benjamí. Dentro del británico estaba la constante duda sobre si había comenzado a entrar a una zona peligrosa al darle tanta confianza.

Cuando por fin llegaron a Berlín quedó asombrado al notar un sedán de líneas clásicas detenerse a las afueras del edificio, las puertas se abrieron hacia atrás y al entrar el cuero de los asientos era acompañado con madera que mostraba todo el poder de su acompañante, a diferencia de los automóviles que habían usado en Francia, ahora se notaba con claridad que el segundo hogar de Benjamín había sido Alemania.

El motor murmuraba bajo, mientras que el vehículo mostraba su majestuosidad brillando en medio del camino a las orillas de la ciudad hasta llegar a lo que el británico llamó “una modesta morada” a una casa de dos pisos en el campo llena de muebles de caoba que hacían sentir a Lukas aún más intimidado.

— Ésta casa fue dónde crecí, así que las cosas pueden estar algo viejas… Estaremos aquí hasta mañana para movernos a dónde encontraron señas de tu tío en Múnich. — las maletas fueron llevadas a dónde Benjamín indicaba mientras la mirada de Lukas se paseaba por la sala con asombro. — Debo admitirte que a veces me caes mal, pero no quiero perderte… Me refiero a nuestra misión , por si acaso. — Aclarando su garganta se acercó a él para ofrecerle una mano. — Levántate, vamos a practicar por si intentan hacerte algo. — Su sonrisa era más sincera que en cualquier momento anterior. — No lo permitiré, pero no sabemos si hará falta.

— ¿Qué vas a enseñarme?

— Lo que sea necesario para que estés bien, sígueme. — Una puerta corrediza de madera se deslizó al final del pasillo, justo debajo de las escaleras, con pasos nerviosos siguió al dueño por detrás hasta conseguir ver una sala más amplia de lo que imaginaba, silenciosa y perfectamente ordenada: paredes beige, suelo mayormente cubierto por colchonetas, la parte libre mostraba barras metálicas montadas en el muro, sacos de boxeo y mancuernas alineadas por tamaño y peso.

El olor a caucho inundó a Lukas, quién se quedó en el umbral de la puerta, apreciando lo bien que el británico combinaba con el lugar. — ¿Entrenas seguido aquí?

— Sólo cuando vengo de vacaciones o cosas de trabajo, nunca debes bajar la guardia. — Abrió un cajón de madera perfectamente camuflado cómo una banca para sacar una camiseta gris ajustada, unos pantalones oscuros y los lanzó al más escuálido.

— ¿Tengo que cambiarme?

— ¿Acaso crees que un pantalón de mezclilla es la mejor opción para entrenar?

— No, pero podría ser útil ya que no saldré con ropa de otro tipo a la calle… dónde está el riesgo.

— Ve a vestirte, ni siquiera te di ropa tan ajustada. — Murmuró mientras lo miraba quitarse la camisa a la par que caminaba hacia la esquina del lugar.

Benjamin desapareció por la puerta de lo que el francés supuso era el baño, dejando a Lukas con un ligero sentimiento de ansiedad floreciendo.

La puerta del baño se abrió dejando ver al rubio con una camisa de compresión negra que le ceñía el torso como una segunda piel, la mirada del francés no dudó ni un poco en posicionarse en los pectorales de su acompañante, quizás había quedado asombrado o tal vez cautivado, lo único seguro es que no quería quitar su mirada de encima. Eran mucho más grandes de lo que imaginaba y ahora que podía notar la cintura tan marcada, su pecho parecía enorme, casi obligado para no sentirse grosero la mirada bajó hacía las mangas cortas que dejaban ver las venas tensas de sus brazos, el cuello de la prenda subía apenas hasta la clavícula perfectamente marcada y no menos cautivadora que las demás partes de su cuerpo, jamás tuvo atracción hacia alguna característica física de la gente, pero luego de tal visión no estaba seguro de poder concentrarse.

Por dentro Benjamín quería reírse con diversión pero decidió que podría divertirse más si guardaba silencio por el momento. —¿Listo?

—No estoy seguro de para qué exactamente, pero sí.

Benjamin caminó hacia el centro de la sala.

— Aquí no hay armas, pero nunca sabes si tú contrincante puede llevar alguna.

Lukas asintió.

— ¿Tengo que cuidarme de recibir una bala mientras peleó?

— Espero que no. — Los colmillos del británico destacaron al sonreír y la mente del francés no pudo evitar pensar que Benjamín parecía una versión joven y atlética del padre vampiro de aquella película “vieja” de vampiros dónde uno brillaba. — ¿Estás prestando atención?

— Tengo qué, a menos que quiera recibir una paliza.

—Entonces… primera regla — Se colocó detrás — no mires los ojos.

— No creo que pueda concentrarme en ello si tienen un arma.

—Deja de pensar en las armas, aunque es cierto. Lo importante es que recuerdes… la intención real nunca está en la mirada, está en el cuerpo.

Lukas no pudo entender bien que se suponía que debía hacer en ese momento, cosas que Benjamin aprovechó para rodear el pecho con un solo brazo, presionando, para enjaularlo.

—Si yo fuera quien intenta hacerte daño, ¿qué deberías hacer ahora?— Lukas intentó tomar impulso del suelo para empujar a Benjamín, sin embargo falló. — No se trata de que uses la fuerza, analiza la situación. Gira la cadera, ahora. Usa el codo.

Lukas obedeció, logrando abrirse espacio hasta que Benjamin soltó el agarre sin resistencia. Ambos se alejaron para tomar un poco de aire hasta que sus miradas se cruzaron nuevamente.

— ¿Y ahora? —murmuró Lukas.

— Ahora intenta leerme.

Lukas lo miró detenidamente antes de levantar el brazo intentando dar un ataque sorpresa que fue evitado con una sonrisa ladina.

— No atacas, te defiendes. Atacando no tienes tanta esperanza. — Bajó el brazo del contrario y mientras ambos caminaban en círculos aparentemente relajados, sus miradas demostraban que ambos estaban listos para el siguiente movimiento.

El brazo de Ben se alzó pero antes de golpear el rostro de Lukas, vino a éste estirarse hacía atrás y evitandolo, sin embargo no espero que eso fuera una distracción por parte del británico, quién levantó la pierna y lo dejó tirado en el suelo tras un golpe detrás de las rodillas.

— Estuvo bien, al menos leíste uno.

— Pero si tuvieras un arma sería peor problema.

— No dejaré que eso suceda, ya te lo dije.

Ambos estaban en el suelo, mirándose fijamente mientras descansaban del no tan ligero entrenamiento. Decidido a romper el silencio la mano del británico se extendió para ayudar a su acompañante a levantarse y ambos salir de ahí, no decían aún nada pero la incomodidad que se había comenzado a formar minutos antes, había desaparecido mientras se quedaban un rato sentados sobre el sillón.

— ¿Debería pedir algo para cenar?

— Con cereal es suficiente.

— Le diré a Thomas que compre y lo traiga.

— Eres como la jefa de esa película de moda… Te gusta tener a todos cómo esclavos.

— ¿Entonces quieres acompañarme a comprar cereal? No creo que tus pies aguanten caminar siquiera mañana, así que solo quédate un rato y lo traeré.

Sorpresivamente el francés se quedó callado e hizo un puchero a penas perceptibles, que hizo a mayor abrir los ojos con asombro pero no dijo nada antes de levantarse de su asiento.

Pasó un minuto cuando el más joven se aburrió y decidió levantarse de su asiento, apreciando las fotos que decoraban la sala, algunas fotos del británico de niño siento acompañado por sus padres y por quién suponía debía ser su abuela, su rostro se veía angelical pero con una picardía desde niño que hizo a Lukas sonreír.

El sonido de unos pasos se escuchó acercarse mientras estaba distraído con las fotos por lo cuál se lanzó sobre el sofá y miró nuevamente hacia la televisión sin prestar mucha atención sobre el partido de fútbol que mostraban.

— Encontré cereal que había sobrado y al parecer Thomas fue tan amable para aprovechar que llegó antes y traernos cosas. — Le entregó el plato acompañado con fresas al contrario y se quedó para sí mismo el que tenía arándanos. — Eso es ser eficiente.

Un pequeño silencio se formó mientras que ambos terminaban el cereal, una vez quedaron vacíos Lukas fue el primero en hablar. —¿Sabes lo que más odio de no tener padres? — Benjamín se sorprendió ante el repentino tema de conversación y lo miró con una ceja levantada esperando la respuesta. — Nadie está para ti al momento de fallar.

Ben respiró hondo, dejando escapar un suspiro mientras su cuerpo se relajaba. — Yo odio… Que nadie puede detenerme, siento que no veo límites y me pongo en riesgo.

— Eso suena a demasiada libertad.

— Sabemos que el exceso de libertad no es precisamente bueno. — Sacó su encendedor del bolsillo y comenzó a jugar con la tapa. — Tu tienes miedo a fallar, yo no temo fallar… mi temor es excederme. Estoy seguro que mis padres no estarían muy orgullosos de mí

— ¿Y por qué no? Eres un agente importante, tu tarjeta lo dice. Fuiste bombero e incluso cuidas de un artista fracasado que para empeorar es un huérfano que no logra salir adelante.

— No digas eso de ti.

— Pero es verdad.

— No lo es, sigues intentando lograrlo y por todo lo que he investigado, por más que tus obras muestran un deseo intenso por morir… Nunca lo intentaste, algo en ti sigue ¿Encendido?

Sin saber qué más decir, un silencio ligeramente incómodo pero a su vez consolador se apoderó de la sala antes de que Ben se levantará para dejar los platos en la cocina y después regresar a la entrada del lugar e indicarle a Lukas que subiera para dormir.

Esa noche ambos pensaron en sus padres, pero también en el otro y cómo de repente sus opiniones del inicio habían cambiado, aparentemente de forma positiva aunque acompañada de pensamientos llenos de confusión.

Al despertar el cuerpo de Lukas aún dolía por lo cuál Ben decidió llevarlo en brazos hasta el automóvil y dejarlo descansar encima suyo en el trayecto a Múnich. El francés se encontraba somnoliento y cansado, pero al momento de cerrar los ojos aún podía recordar el cabello rubio desordenado del británico por lo que quedó contra su pecho con una sonrisa que hizo al británico cuestionarse el por qué de su amabilidad con el francés.

El airbnb que Thomas había alquilado para ambos era modesto a comparación de la casa anterior pero era acogedora y tenía un encantador olor a pino y limón que hizo a Lukas levantar de su sueño poco antes de la 1 de la tarde, encontrándose desorientado mientras buscaba por las habitaciones al británico, a quién encontró en la cocina comiendo fruta.

— Anda a ducharte, saldremos en 2 horas. Primero debes comer algo, le pedí a Thomas traer algo de comida porque no sabía a qué hora despertarías.

El azabache movió la cabeza en afirmación antes de volver a la habitación y prepararse para salir.

Había comido un baguette en tiempo récord debido al hambre de haber cenado solo cereal, sin embargo ahora se sentía motivado con la búsqueda y miraba a todos lados del camino en busca de alguna pista. Las calles del barrio al sur llegaron estaban casi vacías, parecía un lugar casi muerto, como si hubieran llegado demasiado temprano.

— Los informes dicen que Jan estuvo en este sector hace tres días —murmuró Lukas.

— Eso no significa que siga aquí.

— No. Pero debe haber algún rastro suyo.

— Le gustaba el arte, por aquí hay un teatro. Deberíamos buscar ahí.

— Oww, hiciste tu tarea.

Lukas hizo un gesto con la mano para restarle importancia mientras el callejón en el que entraron comenzaba a estrecharse, una bicicleta oxidada colgaba de una reja, algunas voces discutiendo se escuchaban cerca por lo que Benjamín le hizo una seña para que guardará silencio.

Su alemán era casi nulo a diferencia de Benjamín quién parecía atento a la conversación y en el momento que pareció calmarse la intensidad se acercó a la puerta para intentar abrirla, un movimiento brusco que el francés no logró comprender les abrió paso y dejó ver un pasillo descuidado al cuál una parte de él le decía que no entrará.

— Es la salida trasera del teatro, al parecer alguien se estaba quedando aquí y el encargado se acaba de enterar. — Mantente cerca de mí.

El sigilo con el que el rubio caminaba hacía al francés ponerse ansioso, como si cada paso que daba hiciera más ruido del que quería, intentó aclarar su mente mientras miraba alrededor con miedo a ser descubiertos cuando la puerta por la que habían entrado fue azotada dando a entender que alguien nuevo había llegado. Con un movimiento apresurado lleno de firmeza Benjamín escondió al más bajo en el pasillo que guiaba al escenario.

El corazón del francés latía con fuerza y rapidez al ver al rubio alejarse, quiso estirar su mano para detenerlo pero no se animó, sin embargo el gesto fue notado y con una sonrisa habló: Quédate aquí, volveré.

Los minutos se sintieron eternos y su cuerpo comenzaba a temblar debido al miedo, sin embargo al notar ese característico cabello rubio rizado desordenado su corazón volvió a tomar un ritmo más normal. No miró el rostro debido a las cortinas pero al tener la mano frente a su rostro la tomó y salió para dirigirse a los camerinos dónde aquella discusión se escuchó antes.

— Les pagué, dije que encontré abierta la puerta y buscábamos un refugio, aunque no encontré a la persona que entró después, por lo que no te separes y busquemos algo de tu tío.

Asintió y miró a los lados sin soltarlo hasta que llegaron a la habitación dónde aparentemente Jan se había quedado.

— Si escuchas un ruido escondete.

Su voz aún se sentía temblorosa por lo cuál asintió con el rostro y miró las bolsas cercanas al baño, comenzó a moverlas hasta que de ellas se escapó lo que parecía una foto.

Al tenerla entre sus manos comenzó a temblar al ver una foto del día del atentado recortada, solo se miraban su tío y él, estaba perfectamente cortada por lo cuál no podía evitar preguntarse por qué su tío cortaría a sus padres, las estrellas de la obra, de aquella foto.

La pregunta no pudo llegar a más cuando sonó un golpe contra el suelo y seguido a ello un destello metálico cruzó su campo periférico. El sonido fue sordo, inmediato, un disparo apenas silenciado.

Lukas sintió el aire cortarse, sin procesar lo que había pasado en tan solo segundos, pero no vió la bala en su cuerpo. Benjamin lo había empujado con unos reflejos increíbles, se tocó el hombro y con una seña en la cabeza le indicó que no se moviera mientras se dejaba caer de rodillas.

—¡Ben!

La persona que había disparado había salido corriendo pero el miedo de que volviera se apoderó de Lukas por unos segundos.

—Tranquilo — dijo Benjamin, su voz sonaba tensa. — No es nada... vital. Parece que sólo rozó, no pensé que fuera a disparar cuando lo dejé en el suelo… Debí romperle el brazo en ese momento

— ¿Puedes caminar? — preguntó Lukas, con más rabia que miedo.

—Sí. Thomas debería estar cerca y algunos agentes de aquí iban a venir. Toma lo que encuentres útil y vamos a verlo en la entrada principal.

— ¿Planeaba darme a mí?

—No lo sabemos. — El ojiverde en su mirada dejaba ver todo el dolor que sentía. — Pero no te preocupes, no pensé que fuera necesario un chaleco antibalas pero a la próxima saldremos con uno.

Lukas lo miró fijo.

—¿Estás seguro que estás bien?

Respiró hondo y sonrió levemente para intentar calmarlo.

— Al menos estamos vivos.

Mientras ambos caminaban en silencio y con cuidado de no encontrarse a nadie externo, Lukas no dejaba de preguntarse ¿Por qué Ben recibió una bala por él?

Algunos agentes entraron al lugar mientras ambos entraban al coche con cuidado, volvieron al airbnb dónde Thomas curó la herida superficial, su mirada delataba su desaprobación pero no dijo nada más al retirarse.

Esa noche Lukas decidió dormir en la misma cama de Ben debido a la ansiedad que le causaba estar solo luego de lo sucedido, mientras miraba al rubio para intentar calmarse su cuerpo actuó solo y lo abrazó como un niño a su peluche al comenzar a caer dormido.

Y aunque el francés no lo sabía, el mayor solo estaba fingiendo estar dormido ya que la idea de compartir cama con otro hombre le resultaba extraña.

El sol apenas había subido cuando Benjamin lo despertó con caricias sobre su cabello, dejando una sensación incómoda para ambos, haciendo que el britanico se levantará rápido y le lanzará una camiseta y un par de pantalones oscuros sobre la cama. Entrenamiento.

Benjamin ya lo esperaba en el parque cercano, llevaba puesta una camiseta sin mangas, el cuerpo en tensión leve y con una gasa cubriendo la herida.

—¿Así es como saludas a tus invitados? —preguntó Lukas mientras trotaba para acercarse.

—Solo a los que me abrazan al dormir.

La conversación se detuvo ahí, empezando con golpes suaves, tanteos y desplazamientos. Benjamin tenía dolor pero lo disimulaba casi perfectamente a excepción de sus muecas, Lukas intentaba no tocarle la herida pero lo hizo por error cuando el rubio lo atrapó por la muñeca, haciéndolo caer de espaldas al suelo debido a la combinación que tenía con sus piernas. Benjamin lo miró desde abajo. Y Lukas... se quedó sobre él, creando un silencio que rozaba entre lo incómodo y la intimidad.

— ¿Qué haces? —preguntó Benjamin, sin moverse.

— No lo sé.

— ¿Vas a golpearme?

— No.

—¿Entonces?

Lukas tragó saliva.

— Quiero confiar en ti

— Entonces hazlo.

Se quedaron en aquella posición un rato más, hasta que finalmente, Lukas se incorporó y le ofreció la mano para levantarlo, teniendo un leve recuerdo del día en que se conocieron.

— Voy a la ducha.

— Está bien.

Lukas estaba en el sofá mirando la televisión, aún con la camiseta sudada y el cabello revuelto. Benjamin acababa de salir de la ducha, toalla al hombro, el pecho desnudo, y de fondo solo se escuchaban los titulares de la mañana, mientras ambos intentaban evitar mirarse.

“ Blackhaven ganó ayer con un gol de Aleksander en el 84.”

— No sabía que te gustaba el fútbol. Tiene sentido, te gustan los hombres sudados porque eres uno.

Lukas rió entre dientes. Pero entonces, el tono del noticiero cambió.

Una reportera aparecía enfrente de una universidad, con cordones de policia alrededor.

«…el cuarto en menos de dos semanas. Las autoridades portuguesas aún no confirman si se trata de un asesino serial, pero la secuencia sugiere un patrón. Las víctimas, hasta ahora, no tienen conexión aparente.»

Benjamin frunció el ceño y siguió su camino a la habitación, en cualquier momento tendría que ir de apoyo.

—Preparé el desayuno —dijo Lukas, antes de ir a buscar sus cosas para la ducha.

El aire dentro de la cocina olía a mantequilla caliente y té. Lukas aún estaba en la ducha y Benjamín se tentaba a tomar la comida que había sido preparada, pero debido a la grosería que sería decidió sentarse al televisor, olvidando su telefono en el lugar.

—¿Qué preparaste? — Preguntó Ben cuando miró al francés salir vestido más casual, con ropa holgada de estilo callejero, como solía verlo en Francia.

—Lívance —respondió Lukas mientras entraba a la cocina—. Es como panqueques. Pero bien hechos.

—¿Checos?

—Claro. ¿Esperabas croissants?

Colocaba pequeños círculos dorados y esponjosos sobre ambos platos, colocando azúcar en polvo y mermelada de ciruela que compró en el regreso al lugar.

—¿Tienes idea del nivel de cariño que implica hacer eso para alguien? —preguntó.

— ¿Es tu forma de agradecerme por la bala? — Replicó con una sonrisa mientras se levantaba del sillón.

Lukas no quería ser chismoso, pero su curiosidad lo delataba, cuando llegó aquel mensaje se acercó al telefono del britanico y en la notificación pudo leer.

[ THOMAS ] “El último movimiento funcionó. Señuelo confirmado. Atraparemos a Jan. ”

Lukas se congeló al leerlo, quizás leyó mal.

Benjamin se dejó caer en la silla de madera, regresando a Lukas al momento y haciéndolo llevar los dos platos. No dijo nada pero recordó la pequeña nota en la foto “No confíes en nadie”.

— Deberías descansar hoy, yo traeré la comida — Murmuró el Francés intentando no delatar las miles de emociones y pensamientos que estaba teniendo.

—Si tú lo dices…

Benjamin bajó la mirada un segundo, dudando sobre que diría, luego habló sin pensarlo:

— Probablemente sea un error… Pero no quiero que dudes de mí nunca, si un día debes ir a alguna de mis propiedades el código es: ocho, nueve, nueve, uno.

Lukas levantó la vista confundido

Benjamin añadió, cómo si la reacción de Lukas se debiera al por qué. —Es el año en que cayó el Muro de Berlín. Más o menos.

— ¿Y si lo uso para algo malo?

— ¿Por qué lo harías?

— Porque… me mientes

— Nunca lo haría.

Lukas sonrió mientras terminaba de comer en silencio, debía salir a buscar a su tío en el mismo teatro tan pronto Benjamín durmiera, no se atrevía a ponerle medicina y tampoco tenía una receta para eso, así que solo tuvo fé. Se colocó una chaqueta encima y asomándose una última vez al cuarto, tomó un taxi y llegó al mismo lugar que el día anterior.

Natmiko

Hola personitas que se han tomado el tiempo de leerme, lamento el atraso, tengo muchos capítulos que debo subir pero tengo la peor suerte, primero mi computadora (con los borradores) se quemó debido a las lluvias y después tuve un asunto familiar bastante fuerte. Pero subiré todos los capítulos más pronto de lo que esperan, espero la siguiente semana ya esté completa la novela. Gracias por su paciencia.

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