La subasta había terminado, Lukas deseaba huir tan pronto fuera posible, estaba cansado y todo lo que deseaba era estar en su cama y librarse de ese ambiente en el que lo único que podía hacer era pensar que la gente a su alrededor seguro miraba el parche estéril que cubría su rostro. A pesar de estar distraído al acercarse el final del evento, pudo notar cómo Ben miraba constantemente a una zona en la que había unas cuantas personas y un aburrido papel tapiz verde oscuro, quería saber el por qué pero no planeaba dejarse llevar por su deseo de informarse de vidas ajenas y simplemente esperaría que el proceso de pago por las obras acabará pronto para que pudiera huir fingiendo que iría al baño.
— No tardo, iremos a comer… no intentes ningún truco. — La advertencia era clara y concisa pero aún así planeaba intentarlo, asintió levemente y lo miró marcharse. Al quedar solo en vigilancia de Thomas, avisó que se iría al baño y después de una leve discusión con respecto a poder ir sólo, lo logró. Un rostro que le resultaba familiar pareció aparecer entre el camino de gente que cruzó para ir al baño, pero se dijo a sí mismo que estaba teniendo una crisis de persecución. Mojó su rostro en forma de refrescarse y usarlo como prueba en caso de ser atrapado, fingir que había se sentía con dolor de cabeza y se había equivocado de regreso. Tardo un poco para que pudiera salir ya que había estado vigilado que no hubiera rastros de Ben o Thomas cerca, dando zancadas largas que intentó mantener lo suficientemente elegantes para no llamar la atención se acercó a la puerta lo suficiente como para sentir la brisa de la ciudad, antes de poder sonreír triunfante su brazo fue sujetado y con un fuerte movimiento el rostro de Lukas quedó contra un pecho al cual pudo reconocer sin necesidad de abrir los ojos o levantar la mirada, el olor a perfume caro cubría todos sus pensamientos hasta que sus muñecas fueron rodeadas por un frío metal que al voltear a ver a su espalda pudo notar se trataba de unas esposas que Thomas le colocó mientras se perdía en la esencia de Ben. — Deja de querer huir, parece que tú buscas la jaula incluso si quiero darte algo de libertad. No hubo respuesta, estaba rendido a decir verdad, el espíritu que tuvo para no rendirse acababa de ser humillado una vez más. Sin ningún signo de resistencia subió al coche y miró por la ventana el camino hacia dónde sea que fuera que se dirigían, sus pensamientos durante la reunión de su grupo de ayuda se sentían cada vez más reales pero quería pensar que no era así, aunque le parecía demasiado extraño que aquel hombre fuera tan insistente al punto que ahora tenía su atención y quería saber la razón de tanto alboroto. Entraron a una habitación privada dónde Thomas soltó las manos y luego salió para vigilar la puerta mientras ambos comían. El menú no mostraba precios y según recordaba, eso era señal de lo caro que sería, no dijo nada y simplemente continúo observando para mostrar cooperación. — Creo que lo correcto sería que elijas tú, ya que eres quién ha decidido que mi presencia es importante… supongo que deseas mostrarme un platillo. — Bajó la carta y dirigió la mirada hacia la ventana que mostraba un paisaje de la ciudad que jamás pensó ver. — El postre que pidas… que tenga chocolate o fresas. — Jugó con los dedos levemente al notar que no decía nada. — Dime exactamente que quieres de mí, no pienso vender mi cuerpo. Aquel comentario pareció revivir al rubio, después de haber visto aquella extraña faceta sería e intimidante durante todo el día, Ben ahora sonreía hacia abajo levemente antes de dirigirle la mirada. — ¿Por qué sigues creyendo que me gustan los hombres? Sólo estuve molestando porque parece que tú no tienes aprecio por ti mismo. — Esos son demasiados pretextos para no salir del clóset. — Si tantas ganas tienes de que te lo compruebe, puedes verme coger [hacerlo] con una mujer. La cara de asco en el rostro de Lukas hizo a Benjamín de una forma diferente a las que había escuchado, no sólo sincera, sino ligeramente infantil. El camarero entró y después de que todo estuvo listo, Ben recargó los brazos sobre la mesa para hablar en lo que llegaba la comida. — Lukas Kral, 26 años, planeabas estudiar en Inglaterra, llevas años intentando sobrevivir y tus padres eran inmigrantes que llegaron a una edad muy corta pero mantuvieron sus raíces, tradiciones y el contacto con tu familia. El joven de cabello oscuro levantó la ceja sin entender, provocando a Benjamín sonreír tanto que a Lukas le recordó a los muñecos que veía a gente en la calle usar como accesorio. — Supongo que con eso puedes tener claro que te investigue bien, aunque no es importante… ¿Crees en el destino? Lukas negó varias veces con la cabeza sin mostrar un ápice de emoción. — Me niego a creer que mis padres murieron así porque ya estaba escrito. Ben se tocó la barbilla antes de mirar a su acompañante fijamente a detalle. — Me recuerdas al gorrión que compré… También a uno que conocí cuando era niño, estás demasiado herido. — Decidió callarse para pensar un poco mejor cómo introducir el tema sin espantarlo, pero el silencio sólo aumentó el nerviosismo de Lukas. Los platos llegaron y Lukas no se atrevió a dar un bocado, aunque la carne hacía que su estómago se tentara a gruñir. — Si no crees en el destino, cree en las coincidencias. La voz sorprendió a Lukas, haciéndolo levantar la vista de la comida y mirarlo fijamente. — ¿A qué se refiere? Ben optó por cortar su filete y probarlo antes de sonreír y mirarlo. — Quedó bastante bien… — Tomó el sobre que había sido traído junto a la comida y se lo acercó al contrario. — Ábrelo, no quiero que la comida te haga daño. Sin poder comprender nada, Lukas levantó una ceja, mientras sacaba el montón de papeles del sobre, dejando su mirada puesta sobre unas fotos que al notar con más detalles pudo reconocer el rostro de su tío, ahora más envejecido. — ¿Qué es ésto? La sonrisa de Ben se ensanchaba mientras de vez en cuando daba bocados, pensando en cómo explicarse comenzó a jugar con su tenedor para hacer un ruido que molestará al menos un poco a Lukas. — Tu tío, resulta que cuando eres una persona con tantos recursos cómo yo, puedes darte el lujo de investigar gente y llevo tiempo queriendo encontrar a tu tío por intereses personales. — Dió un trago a su copa y dejó la comida en paz para poder hablar con seriedad mientras mantenía la mirada fija en el rostro ajeno. — Él conocía bien a mis padres y sé que él tiene el manuscrito de una obra que pensaban regalarme. — ¿Quieres que crea que tienes fotos así de alguien sólo por esos motivos? — Entiendo la desconfianza… — Suspiró mientras miraba su comida. — Mis padres murieron cuando era joven, ellos eran conocidos por su amor al arte, solían ser patrocinadores de algunas obras y en forma de darme un regalo planeaban comprar una obra que le encargaron a tu tío…— Volvió a comer un poco, ésta vez invitando al contrario a comer con una seña al plato y una vistazo amenazante. — Debes recordar que La Vía Luminosa tiene ex miembros que formaron grupos extremistas que han sido responsables de varios actos terroristas, hace 7 años fue el último a gran escala y el que permitió que aprendiéramos del modus operandi para evitar más incidentes… Sin embargo sabemos que todo es más complejo de lo que parece y descubrimos que han ido tras las figuras importantes reconocidas en el mundo artístico que no hayan muerto durante esas épocas. Lukas comenzó a comer con pesar, sin embargo levantó el rostro, recordaba bien el nombre de “La Vía Luminosa” y como intentaron contactarse con él cuando quedó huérfano, al parecer el grupo extremista se había separado de ellos se hacía llamar “Los Hijos de Sophia” y habían sido responsables de lo sucedido en la tragedia en la que perdió a sus padres, aún recordaba los grafitis de un árbol de la vida invertido. — ¿Quiere decir que yo me encuentro a salvo porque soy un artista fracasado? — No quise decir eso, en realidad quería explicarte lo que sucede… ¿Cuándo fue la última vez que te comunicaste con Jan? — Hace tiempo recibí una carta y ya — Sabemos que se encontraba en la República Checa con tu familia, pero sorpresivamente la mayoría murió en un periodo de una semana… ¿Crees que eso fue solo mala suerte? — Lukas negó y Ben sonrió, sirviendo más vino en su copa. — Sabemos que solo murió la familia con la que él tenía contacto, así que estuvimos investigando la situación y pareciera que lo están buscando ¿Quién más sería que Los hijos de Sophia? — Tomó un sorbo de su copa y suspiró. — Ahora dime ¿Qué crees que pasa cuando intentamos interceptarlo? Huye… saber que eres justo lo que estaba buscando es a lo que llamo destino. Lukas levantó su ceja mientras miraba su plato comenzar a quedarse vacío. — ¿Qué es lo que quieres de mí? — Creo que si estás cerca cuando lo hagamos, nos permitirá poder ayudarlo. Es demasiado importante para nosotros, es un sobreviviente y puede ser un testigo clave para saber más de los hijos de Sophia… no es solo mi egoísta sueño de tener algo de mis padres antes de morir, es algo que puede ayudar a todas las víctimas de Los hijos de Sophia. — La cara de Ben demostraba dolor, expresaba realmente todo lo que sentía al hablar y eso permitió a Lukas sentirse débil y ceder un poco antes lo que decía. — Necesito pensarlo, saber realmente toda la información que tengas… si ésto puede traer un poco de justicia para mis padres, lo haré. — Justicia. — Dijo Benjamin levantando su copa como si se tratará de un brindis antes de comenzar a contar todo lo que sabían hasta ahora mientras comían. Lo que Lukas sabía sobre La Vía Luminosa era lo más básico, una religión moderna nacida en Europa que tiene bases filosóficas que buscan la liberación del ser humano a través del arte, la mayoría de la gente los consideraba existencialistas del mundo moderno, pero se comenzó a temer cuando comenzaron a hablar de un mundo creado por un dios falso que usa el cuerpo humano cómo una prisión a través del materialismo moderno. Ahora con lo que Benjamin le contaba, confirmaba lo que parecían teorías conspirativas, entre sus miembros destacan por ser millonarios que se encargan de financiar a muchos artistas, lo que ha provocado que se vean involucrados en escándalos de lavado de dinero que dieron inicio a grupos extremistas que se separaron de la institución al ver sus ideales corrompidos por el dinero, siendo los más peligrosos los Hijos de Sophia, responsables de múltiples ataques terroristas en toda Europa. Según lo entendido con la conversación ellos trabajan con traficantes de arte y aunque dicen defender el arte, matan gente inocente en lo que llaman arte de protesta, nunca se ha atrapado a ninguno de sus miembros con vida por lo que no hay información de la gente detrás y era la razón por la que quería saber más sobre uno de los objetivos que nunca pudieron atrapar. Benjamín parecía más agradable y calmado en la cena luego de que Lukas aceptará escucharlo, aunque la situación era confusa para el francés, la idea de saber más detrás del culto que mató a sus padres lo llevó a aceptar la oferta, dando fin a la cena. Un dispositivo carente del brillo chillón de los smartphones comunes fue colocado sobre la pierna del azabache, era discreto pero demostraba un lujo increíble con el cuero cosido a mano con un grabado que demostraba aún más la exclusividad, para el francés era algo completamente desconocido hasta que el joven británico sonrió. — Es un teléfono, vas a ocuparlo durante nuestro viaje, mañana Thomas vendrá por ti. Asistiendo cerró el trato mientras sus manos temblaban al tocar aquel teléfono con materiales con un valor mayor que su todo lo que había tocado en su vida, el solo hecho de guardarlo en su bolsillo le parecía irreal así que no lo soltó de las manos hasta que llegaron al departamento dónde vivía con su amiga. Un mensaje llegó mientras preparaba su maleta: No olvides tu pasaporte. Ava estaba curiosa y con ganas de saber todos los detalles pero debido al cansancio del trabajo había quedado dormida en la sala durante su espera, con una sonrisa la cubrió con una manta antes de terminar su equipaje y dormir por unas cuantas horas que su cuerpo resintió como tan sólo 2 cuando llegó la llamada que indicaba que debía salir, escribió una nota rápida para dejarla en la mesa y salió intentando no hacer ruido a su amiga que aún le quedaba una hora más de descanso. Dentro del auto encontró el familiar rostro de Thomas en el asiento de copiloto con una pila de documentos. — El señor Harrison está preparándose, una vez lo encontremos iremos al aeropuerto, al parecer encontró rastros del señor Král en Alemania. Por favor, póngase el cinturón.