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Capítulo 5: La densidad de la sangre

Para el momento en el que Lukas comenzó a pensar que quizás debió dejar una nota o enfrentar directamente a Benjamín era demasiado tarde, se encontraba enfrente del teatro del día anterior pero su cuerpo no se atrevía a moverse. Había pasado tanto tiempo desde que miró a su tío pero su estómago se revolvía al imaginar su rostro, algo no le hacía sentir cómodo.

La puerta principal se abrió con un sonido ensordecedor que hizo al francés dar unos pasos para atrás, su corazón comenzó a latir con fuerza mientras sus manos comenzaban a temblar, se sentía como una mala idea pero era tarde para arrepentirse, ni siquiera había llevado su teléfono para avisar de lo que había hecho.

Entró aunque sus piernas temblaban y algo dentro de él le decía que se detuviera, cuando llegó al pasillo el olor a un perfume que le causaba nauseas pero sentía extrañamente familiar, miró alrededor intentando encontrar a la persona a la que le pertenecía sin embargo no logró divisar nada debido a la casi nula fuente de luz, tenía demasiado miedo y se llevó las manos a los bolsillos buscando algo que le ayudará en caso de ser atacado.

Sintió un metal acompañado con piel y lo recordó, había guardado el teléfono en ese pantalón y había olvidado sacarlo. Quizás era suerte pero no podía arriesgarse a que la persona cerca viera que se comunicaba con alguien exterior, comenzó a correr buscando llegar al pasillo en el que recordaba los camerinos.

Quizás era su imaginación influenciada de su miedo, pero podía jurar que una sombra lo comenzó a seguir hasta que cayó sobre el suelo dejando el teléfono sonando pero sin encontrarlo, después de tres tonos Benjamín respondió pero una mano se había colocado sobre el hombro de Lukas, el hombre tenía manos callosas y rasposas, hizo sentir al francés aún más incómodo cuando aquellas manos le cubrieron la boca.

Lo sentía detrás suyo debido a un bulto que chocaba justo contra su espalda baja, causandole náuseas, un recuerdo confuso pasó por su mente provocando que la rabia se apoderara de su cuerpo, apretó la mandíbula y los puños y con un movimiento logró zafarse, golpeó al ajeno con el codo antes de volver a correr esperando que al menos Benjamin sospechara que se encontraba en peligro.

No sabía que era la habitación en la que se encontraba pero era casi un reflejo de cómo Lukas se veía a sí mismo, mostraba el lado decadente del teatro, lleno de huellas de una gloria que no existía.

Se calmó un poco cuando notó que ya no había pasos que parecieran seguirlo y regresó al pasillo, en busca del camerino en que había encontrado los rastros de Jan.

Una vez encontró la habitación abrió la puerta y prendió la luz, al no ver nada fuera de lo común entró por completo, siendo sorprendido cuando la puerta se cerró abruptamente y una figura detrás de ella.

— Pensé que no vendrías — La voz de Jan era baja, casi paternal. —  ¿Estás bien?

Lukas no respondió, quedó asombrado al verlo, las fotos que le habían mostrado eran poco a lo que miraba ahora, las canas ya se habían apoderado por completo de su tío, se veía menos desaliñado a como las imágenes lo pintaban, pero sobre todo se veía cómo un hombre cansado y enojado, el rencor que emanaba de su existencia era asombroso.

— Cambiaste demasiado…

— Puedo decir que tú también.

—  ¿Por qué me dejaste esa nota?

Jan ladeó la cabeza.

— ¿Qué te ha dicho Harrison?

— Que te buscaba.

— ¿No te dijo el por qué? — Aquel hombre dio un paso hacia enfrente, cortando un poco la distancia con él.

— No lo sé muy bien… —  Se encogió de hombros, no le debía lealtad a Ben pero tampoco sabía si su tío era quien lo había estado siguiendo antes.

Lukas retrocedió, su cuerpo aún temblaba un poco, sus latidos ya no eran tan rápidos pero aún sentía la adrenalina y asco que minutos antes. Al ver su reacción Jan levantó las manos, pero sin retroceder su acercamiento.

—  Te notas ansioso… Si no confías en mí ¿Por qué viniste?

—  Quería saber por qué no debo confiar.

—  Oh.. —  Se peinó el cabello hacia atrás y suspiró. —  Porque está metido en cosas extrañas ¿No lo viste en la subasta?

Las alarmas mentales comenzaron a sonar en su cabeza, su cuerpo volvía a temblar pero intentó mantener la compostura.

—  No entiendo de lo que hablas…

Antes de que la discusión continuará su teléfono comenzó a sonar a lo lejos, aprovechando la distracción para abrir la puerta e intentar huir, sin embargo su mano fue sujetada por su tío, el tacto era igual de agresivo que el de la persona que lo había seguido, no tenía dudas de que había sido él.

—  ¿Por qué quiere atraparte?

Su voz sonaba desesperada pero aquel comentario detonó el enojo del mayor, haciendo el agarre más fuerte y de un tirón dejándolo en el suelo para lograr inmovilizarlo.

— ¡¿No me extrañaste?! Parece que sólo piensas en ese tipo. —  El mayor dió un golpe en la parte derecha de la cabeza del francés. —  Fuiste un ofrecido con él, seguro lo sedujiste cómo lo hiciste conmigo cuando eras niño.

Mentalmente Lukas comenzó a tararear canciones para ignorar lo que estaba sucediendo, su cuerpo estaba comenzando a temblar y el pánico comenzaba recorrer su cuerpo haciendo que su corazón se acelerará. necesitaba que Benjamín llegará pronto.

Había comenzado a sentir todo borroso mientras las manos ajenas se paseaban alrededor de su cuerpo, ya se había dado por vencido con el hecho de que el britanico apareciera, al final ésto había pasado debido a su terquedad.

No supo en qué momento, ni mucho menos cómo, pero pudo distinguir esos rizos rubios al llegar, apenas pudo notar cuando su tío fue golpeado porque en cuestión de segundos todo se volvió oscuro.

Al despertar se sorprendió al notar que seguía en el teatro y las cosas que había visto no habían sido una pesadilla, Benjamín se divertía colocando hielos en el cubo de acero en el que los pies de Jan se encontraban encerrados hasta notar a Lukas moverse de su lugar.

—  Supongo que te encontraste al verdadero Jan al llegar aquí ¿Te duele algo?

Lukas negó con la cabeza y se acomodó frente a su tío quien los miraba sin pocas ganas de hablar.

—  ¿Por qué querías atraparlo? Obviamente tu historia es mentira.

—  No del todo, él mató a mis padres. —  El rubio se levantó y le dió una patada en las costillas antes de jalarle del cabello para que mirará fijamente a su sobrino. —  Dile lo demás o te mato de una vez.

Soy el líder de Los hijos de Sophia— El hombre suspiró y sin mirar a su sobrino habló —  A veces, para crear belleza, hay que destruir la mentira del orden. Tus padres vivían en esa mentira. Tú también.

Lukas se tensó.

—  No solo colecciona arte robada. Colecciona cicatrices ajenas. — Le entregó una caja que había sido encontrada en la revisión anterior por parte de sus trabajadores, ahí se encontraba un relicario dorado con un girasol tallado por fuera, y dentro una foto de Lukas junto a sus padres.

La voz de Ben denotaba frialdad, era un tono que claramente reservaba solo para quienes odiaba de verdad y Lukas no podía evitar sentirse más que identificado.— Tú eras un niño especial —susurró Jan, levantó su cabeza hacía él—. Por eso te guardé, quería que fueras para mí cuando crecieras… no esperaba que te unieras a éste idiota.

Lukas se quebró y le dió una bofetada.

— ¿Eres consciente de la clase de monstruo que eres?

Jan no respondió.

La mano de Ben se colocó sobre el hombro de Lukas, haciendo los ojos de Jan hervir de enojo, sabía que Jan sentía como si hubieran tomado algo de su propiedad con ese simple movimiento. — Creo que tu sobrino merece una explicación, pero al parecer eso no fue suficiente. —  Asombrando al francés, aquel rubio sacó una bolsa de sal y comenzó a tirarla junto al hielo, el castaño hizo una mueca de dolor, sintiendo un poco de compasión que se borró de su mente al recordar lo que sucedía hasta que Ben llegó.

— ¿Nunca te arrepentiste? Me dejaste así, espanto a los niños — La voz y cuerpo de Lukas temblaban, consumidos por la rabia, su mano se hizo un puño que descanso sobre la nariz de aquel hombre que estaba siendo torturado — ¿Por qué le hiciste eso a tu familia?

— El arte verdadero nace del caos. No somos terroristas, somos restauradores del sentido. — Era claro que sentía dolor, pero se mantuvo firme, con un rostro serio que de vez en cuando revelaba el enojo al ver a Ben cerca de Lukas. — Si no eres capaz de entenderlo, debiste morir al igual que los inútiles de tus padres

— ¿Cómo puedes hablar así de tu hermano?

— Porque él solo quería dinero para ti y esa mujer

El grito salió desde lo más profundo de su garganta, lleno de dolor se tomó el cabello y lo jaló levemente antes de salir de la habitación, todo este tiempo pensó que su tío era inteligente, incluso con todo lo que había hecho creía que al menos lo era, pero no era más que un idiota. Se dobló ligeramente, como si lo hubieran golpeado en el estómago, a punto de vomitar cuando escuchó un disparo ensordecedor.

No supo cómo salió del teatro, no escuchó a Benjamín ni a su tío, solo veía todo hacerse nubloso mientras salía del lugar,

Caminó sin saber a donde, mientras sus piernas tambaleaban y finalmente cayó, nuevamente todo estaba oscuro.

 "No solo colecciona arte robada, colecciona cicatrices ajenas." 

La voz de Ben aún paseaba en su cabeza.

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