Inicio / LGBTQ+ / Quemándote / Capitulo 2: Museo personal
Capitulo 2: Museo personal

— Tardaste demasiado, pensé que me dejarías plantado.

El rubio se encontraba de piernas cruzadas sobre el sillón, a su lado una bolsa de ropa que su asistente Thomas se apresuró a levantar debido al gesto con la mano que había hecho su amo. El francés había sido citado en el hotel para prepararse y después de que le permitiern subir al penthouse no pudo evitar sentir su cuerpo temblar intimidado por la situación, incluso ahora frente a él no se atrevía a hablar por miedo a tartamudear.

El asistente que en apariencia contrstaba demasiado con Benjamin, le entrego la bolsa en sus manos antes de indicarle dónde podía cambiarse.

Aquel traje podía bien haber sido hecho a su medida exacta debido a la calidad en él y lo bien que le ajustaba, algo nervioso se miró frente al tocador antes de que su mirada se concentrará en el parche de su rostro, incluso con el traje aquella vista le recordaba su triste fortuna.

Hizo un leve inclinación cuando salió al pasillo y le miró fijamente antes de sentirse seguro para hablar.

— Muchas gracias por todo, señor Harrison.

— ¿Eso significa que te gusta? Lo elegí especialmente para ti.

Intentó no delatar su incomodidad cada que recibía aquel trato por parte de ese hombre.

— Levantate, ya nos vamos.

Asintío y caminó detrás del hombre castaño frente a él, sin embargo un agarre fuerte le jaló por el brazo para ponerlo a su lado acompañado de una mirada de advertencia.

¿— Cómo va a trabajar mi traductor si no está a mi lado?

Aún no llegamos, creo que no es necesario que esté tan cerca de usted.

— ¿Estás incómodo a mi lado?

Se limito a no responder al notar la sonrisa que acompañaba a aquella pregunta, definitivamente aquel inglés sabía lo que estaba haciendo sin embargo luego de aquello no volvió a molestarlo, quedando el castaño en la esquina del elevador hasta que llegaron al estacionamiento y se vio obligado a sentarse a lado de él.

— ¿Por qué no eres agradable?

— Lo soy, pero no lo conozco. Aunque si lo piensa, el día en que nos conocimos lo fui y ahora usted actúa cómo si me estuviera prostituyendo ante usted.

La sugerencia de tal acto hizo que la sonrisa del rubio se ensanchara.

— Siendo eso el caso ¿Tengo que pagarte más para saber de ti?

— ¿Por qué un agente del gobierno inglés quisiera saber de mí?

— No lo estoy preguntando cómo funcionario de gobierno, lo pregunto como Benjamin Harrison.

Aquel hombre se enderezó, ladeando levemente su cuerpo para mostrar que su atención estaba en el francés a su lado.

— ¿A caso le gustan los hombres?

La risa del inglés era burbujeante y llenó todo el lugar mientras negaba con la cabeza debido a la diversión que le había causado esa pregunta, su mano se apoyó con el respaldo, quedando a lado del rostro ajeno.

— Deberías aprovechar mi bondad, no creo que desees verme de mal humor.

— Sólo quiero saber ¿La subasta es legal?

¿Ahora le interesan ese tipo de cosas? Debió preguntar eso antes de aceptar si tenía la preocupación, aunque… — La cabeza el hombre se inclinó mientras volteaba la mirada fingiendo pensarlo. — ¿Qué haría si no lo fuera?

Se quedó callado y bajó la mirada, después del traje y la cantidad de dinero que se le había sido adelantada, definitivamente no estaba en posición de decir algo.

¿Ya no piensas hablar? — Bufó mientras jugaba con el encendedor plateado entre sus manos. — ¿Sabes? No me agradan muchas cosas… — La mirada divertida de Ben cambió de una forma que hacía sentir a Lukas cómo si tuviera un cuchillo en la garganta, después de unos segundos de sostenerla ésta cambió a asco y volvió a mirar por la ventana. — Tampoco algunas personas

Después de ello el viaje estuvo en silencio, pero no podía evitar sentirse incómodo debido a cómo la actitud del rubio parecía haber cambiado, no quería complacerlo pero al final era alguien poderoso y ahora mismo había notado intimidante que podía ser, definitivamente debió haberse quedado callado antes y se golpeaba mentalmente por haber continuado hablando, de vez en cuando su mirada se distría mirando la silueta del hombre de traje, era sorprendente cómo lograba verse elegante incluso con las piernas estiradas.

Al momento de llegar al sitio de la subasta el rubio seguía de mal humor, bajó del auto chasqueando los dedos indicandole a Lukas que debía bajar ya y tomar el lugar a su lado.

Caminaron juntos por el amplio camino hasta llegar dónde un guardia les abrió automaticamente la puerta sin siquiera pedirles las identificaciones que Thomas les había dado antes.

Entraron a la casa que parecía más un castillo a sus ojos, era un lugar lujoso, pero no en el sentido moderno que podía llegar a ver en redes sociales, era en realidad una belleza decorada con muebles de madera de una calidad increible, definitivamente el lugar le pertenecá a gente poderosa.

Subiendo las escaleras y admirando los cuadros a su alrededor no se percató de que ahora él se encontraba enfrente y el ojiverde estaba practicamente sobre su hombro, respirando cerca de su oreja y congelando todo su cuerpo.

— Te dije traductor, aunque ahora que lo pienso serás un interprete.

El joven asintío y mantuvo la postura recta que etsuvo practicando en su casa, no dijo ni una palabra y espero a volver a tomar lugar detrás de los dos hombres.

Los cuadros a su alrededor le recordaban su viejo sueño de ser pintor, poco antes de que sus padres murieran debía ir a Inglaterra a hacer un examen para la universidad, sin embargo la situación dejó todo tan mal que simplemente dejó aquella idea muy lejos en su mente.

Ben caminaba por el lugar observando detenidamente algunas obras, pero su mirada se distraía constantemente en su traductor quién parecía maravillado y a su vez perdido en sus pensamientos.

— Vine aquí por una obra en especifico.

— ¿Mmm? ¿Cuál obra?

Podrás reconocerla cuando la veas, su autor estaba trabajando en ella cuando fue asesinado, así que manchas de sangre salpicaron en ella. — Después de un largo rato, Luas podía jurar que lo vió sonreír. — Estará en la subasta exclusiva luego de ésta, pero para poder entrar debo comprar dos obras de aquí, elige una para mí.

— ¿Yo?

Si, tu mirada es menos lugubre cuando las miras. — Los ojos verdes del hombre se posaron con frialdad sobre el joven azabache. — No hago obras de caridad, así que no intentes excederte si piensas huir.

¿Huir? ¿A qué se refería exactamente? Ahora mismo sentía que pronto presenciaría un delito.

Ahora mismo sentía que había vendido su alma al diablo pero negarse a aceptar alguna de las obras probablemente haría todo peor, su mente estaba mortificada ante la idea de que sus escenarios ficticios sobre el agente britanico fueran una realidad cuando notó a éste profundamente interesado en una escultura de un hombre que yacía tirado mientras se tocaba la zona de la costilla cómo si hubiese sido apuñalado, el hombre vestía una simple sabana y si observabas lo suficiente veías una figura falica asomandose levemente entre las piernas.

— ¿Tienes algún gusto especial por la muerte o algo por el estilo?

¿Sabes quién es el autor de todo esto? Alexander Lee, un hombre que se dice ocultaba demasiados secretos y muchas veces fue investigado por supuesto maltrato a sus amantes… masculinos. — Señalo nuevamente a escutura, su forma de mirarla mostraba lo mucho que deseaba comprarla. — Dicen que asesinó a uno, aunque oficialmente estpa desaparecido, fue el hermano de aquel hombre quién mató a Alexander luego de seducirlo. ¿No crees que es una historia interesante? Un buen artista y una historia interesante… no es algo que se vea comunmente en la actualidad.

— ¿Puedo preguntar algo?

Mmm… A cambio quiero hacer dos preguntas. — Tras asentir el hombre continuo hablando. —¿Por qué cubres tu ojo? Si tienes algo cómo eso significa que es un milagro que estés vivo y deberías sentirte orgulloso de eso.

Un milagro…. Después de salir del orfanato estuvo siendo ayudado por la iglesia quién solía decir aquello mismo, pero odiaba se llamado así. ¿Quién era él para no haber muerto? Debió morir aquel día, eso hubiera sido mejor que encontrarse perdido en la vida fingiendo que no odiaba la idea de ni siquiera haberse podido despedir de su familia.

No considero que sea un milagro, tampoco puedo culpar a nadie porque los responsables están muertos y odiar a una religión por eso sería estupido… Especificamente sobre cubrirme ¿Crees que quiero espantar a la gente? No soy idiota, sé que aunque no tenga una herida que cubra mi rostro, ellos sentirán repulsión por mí. — Mencionó mientras caminaba alrededor del lugar. — ¿Por qué uno de tus ojos se ve sin vida? Podría jurar que es falso

Lo es. — La ceja el britanico se levantó levemente en un tono burlón mientras acortaba la distancia entre ambos, su mano posó en la barbilla del bajo y la levantó levemente para darle una mejor vista de su rostro. — Perdí mi ojo hace tiempo debido a un incendio.

El hombre no dio detalles pero Lukas recordaba que había mencionado que era bombero por lo cuál no se preocupó mucho por los detalles y esperó la siguiente pregunta.

¿Vale la pena gastar dinero en ti? Tan pronto mueras recuperaré parte de lo iinvertido, pero quiero saber que opinas tú. — La manos callosas del hombre apretaron la barbilla del contrario. — Te aferras a vivir incluso cuando actuás cómo si la vida no tuviera un valor, pero mejor no respondas. — Soltó el agarre. — Ahor que lo pieso puedes quedarte con el traje y usarlo en tu funeral, será lo más valioso de tu existencia.

— Pienso que debes saber varios idiomas, ya que eres agente del gobierno, ¿Por qué necesitas un traductor?

— Hablo varios idiomas es verdad, pero no me tome la molestía de mejorar mi francés.

— ¿Preferiste aprender checo antes que francés? Disculpa, pero se siente cómo si menospreaciarás a mi patria.

— No lo hago, politicamente hablando, el pueblo es admirable. Aunque claro, no toda la gente aquí es de lo mejor, por algo hay esteriotipos… ¿Nunca te han discriminado por no ser suficientemente francés?

— Señor Harrison considero que hay temas de los que no deberiamos hablar, mucho menos si es sobre el país en el que se encuentra.

— Entonces dime ¿Cómo te ganas la vida aparte de ser una prostituta francesa para un agente del gobierno inglés?

Distintos trabajos. — Respondió cortante, deseaba golpearlo por todas sus palabras pero no lo haria.

— ¿Qué clase de trabajos? ¿Te pagan tan bien cóm yo?

— ¿Qué es lo que quiere saber exactamente, señor?

— Tanto cómo pueda saber de ti.

— ¿Por qué?

— Te investigué. Te llamas artista pero caes en el cliché de un artista deprimido y fracasado.

La rabia recorrio por completo las venas de Lukas, pero decidió respirar y controlarse mientras Ben sacaba un cigarrillo de su bolsillo, sus labios se detuvieron contra el filtro antes de dar una bocanada y expulsar el humo contra el contrario.

— No creo que debería fumar en un lugar cómo éste.

Te ves delgado. — Acercó el cigarrillo al rostro ajeno. — ¿Debería llevarte a comer saliendo de aquí?

El calor emanado por el objeto se sentía peligrosamente cerca del rostro de Lukas, en ese momento lo supo, estaba usando aquel cilindro de necotina cómo una pequeña arma para amenazarlo.

— No es necesario, comeré cuando termine mi trabajo.

Había intentado sonar educado, pero era claro que Ben se había irritado, conteniendo sus ganas de llevarse el cabello haciaatrás para no arruinar su peinado, apago el cigarro y le señalo con el dedo.

— Si yo digo que voy a llevarte a comer, es porque vas a hacerlo.

— No podría aceptar estar más en deuda con usted.

El rubio sonrió para sus adentros antes de aejarse y negar con la cabeza debido a la frustración que le provocaba intercambiar esa cinversación.

— Irás, no hay más.

Una voz llamó al importante hombre a su lado y los sacó de aquella situación, mientras le hacía una seña para que le siguiera al encuentro con hombres probablemente igual de poderosos que el ojiverde.

— Lukas, ahora más que nunca no te quitaré los ojos de encima. Comportate.

La advertencia fue en un susurro pero quedó más que clara.

Definitivamente prefería al Ben coqueto, que rozaba el acoso con sus palabras antes que a hombre que estaba ahí ahora mismo, pero debía seguir comportandose bien y asi quizás al terminar el día ya no tendría que verlo.

Un grupo de ancianos recibió amistosamente al joven de cabello rubio, a Lukas se le había indicado estar a una distancia considerable para que no escuchará nada más pero comenzaba a sentir más ansiedad ahora que estaba solo.

El anuncio que pronto empezaría la subasta llevó a todos a colocarse en sus asientos, sorpresivamente Thomas seguía sin estar cerca luego de que al llegar Ben le diera unas instrucciones al oido.

La subasta duró poco más de dos horas y las obras que ambos habían elegido fueron compradas, mientras que Ben tenía su decisión clara, Lukas había obtado por una escutura de ambar de un corazón realista.

— Lamento no haber sido de mucha ayuda.

— Tu ayuda es más que nada en la siguiente subasta.

— ¿Exactamente por qué desea tanto esa obra y para que sirvo yo?

No es buena idea hacer tantas preguntas en un lugar así ¿No te educaron bien? — Preguntó antes de acorralarlo contra la pared de uno de los pasillos. — No veremos las obras antes en ésta ocasión y no quiero que la gente sepa mi interés…— Los dedos callosos del hombre acariciaron su mejilla, haciendo que Lukas se helará y sus latidos se acelerarán por el miedo.

— Me disculpo señor Harrison, sólo pensaba que era debido a una clase de fetiche por la agresión.

Una risa que mostraba lo divertido que estaba por aquellas palabras recorrió el solitario pasillo mientras sus manos bajaban lentamente al cuello, haciendo una suave presión antes de sonreírle y ladear la cabeza.

— Esas no son preguntas que debería hacer un traductor… ¿Pero qué pasaría si fuera sádico?

Los ojos de Lukas se cerraron, rendido ante la situación u suspiro escpo de su boca mientras su cabeza a inclinaba.

— Lamento ser tan inoportuno, señor. No volveré a serlo.

— Si que eres bueno comprendiendo las situaciones… e incluso eres obediente. ¿No crees que deberíamos aprovecharlo?

— ¿Qué quiere decir?

— Nada, guarda silencio y vamos al lugar, necesito tu atención a todo lo que digan alrededor.

Asintió, esperando a que el agarre sobre su cuello se detuviera, pero la mano solo bajó su toque hasta la camisa mal abrochada, dos dedos se encargaron de abrirla para dejar a la vista el palido cuello del menor, la vista para el rubio resultaba pecaminosa e irresistible, la mano que acorralaba a Lukas y se encontraba justo a lado de su rostro dobló sus dedos, provocando que el francés sintiera incomodidad y pánico por la situación.

El azabache miró a cualquier otro lado suplicando que la situacion terminará, era cómo si estuviese siendo desnudado con la mirada, Ben nunca había sentido atracción hacía un hombre pero desde que había comenzado a investigar al francés había desarrollado una obsesión hasta un punto carnal, su mirada pasaba como cuchilo sobre la piel blanquecina, el menos agradecía que las miradas no dejarán marcas porque lo haría sentirse aún más asqueado ante la extraña situación.

Si dejaba llevarse por sus instintos tocaría el prominente pecho mientras sus dedos volvian a posarse alrededor del cuello, pero no, no haria algo cómo en un lugar así.

— ¿No crees que es mejor que estés callado? Deberías aprender a abotonar la ropa.

Ésta vez se alejó e hizo un movimiento con la mano, cómo si quisiera sacarse la mugre  algo por el estilo.

Lukas deseaba huir de ahí pronto, quería lavarse hasta borrar el recuerdo de esa mirda y esos toques, pero aún debía esperar. Tomó lugar a lado del hombre con todo el valor que pudo y miró al frente sin decir nada.

— Bien, me alegra que sigas tan docíl.

No respondió.

Estaba demasiado incómodo, quería salir corriendo de ahí tan pronto tuviera oportunidad, pero necesitaba el dinero.

El silencio continuó hasta que la subasta empezó y comenzaron a llevar los animales disecados del artista fallecido, unas nauseas se apoderaron del francés mientras miraba a los pobres animales mientras pensaba que probablemente él se veía cómo uno para el señor Harrison.

— Yo prefiero la domesticación antes que esto. ¿Sabes lo hermoso de domesticar una ave?

— No creo que haya algo hermoso en que un animal tan bello pierda su libertad.

Las aves son hermosas, es verdad. Unas criaturas preciosas y complejas… El proceso en realidad puede resultar bastante molesto, tedioso o largo si quieres hacer que ellos continuen creyendo que tienen libertad para seguir paseando cuando en realidad nunca podrán escapar.

— ¿Quiere decir que al cortarles las alas un poco podrá tener el control suficiente? Creo que las subestima demasiado, son inteligentes y lograrán escapar si tienen oportunidad.

— No conmigo, si vuelan las cazaré y dejaré morir heridas.

— ¿Y es ahí cuando opta por disecar?

— ¿Una ave sin alas no sería hermosa porque va a dejar de volar?

— No comprendo su punto.

— Todo depende si prefiero a criatura viva o muerta… si pudiera tener la mirada de miedo de los animales al ser cazados de forma permanente sería hermoso, pero no podría disfrutar del placer que tengo al cazar.

— ¿Entonces por eso prefiere que esté domesticado? Será más docil y no se reisistirá luego de un tiempo.

Los animales habian comenzando a venderse y se sorprendió bastante al ver a Ben comprar un pequeño gorrión en vez de los demás animales extravagantes que fueron mostrrados anteriormente.

Con sus palabras de antes, pensaba que encontraba gusto por la vida, la verdad es que es sorprendente su gusto por éstas cosas.

— Me gusta la vida, sin ella no habría un corazon palpitando ni piel humedeciendose por el sudor.

— Sus gustos… son peculiares.

¿Eso cree? — Levantó una ceja mientras se giraba a él en lo que las demás categorías aparecian frente a ellos. — Hace un momento tu corazón palpitaba tanto que podía escucharlo. — El tono en la voz del hombre se volvió más suave y bajo. — Me recordó al de un animal intentand escapar de su muerte y considero ese sonido uno de los más preciosos que he podido presenciar.

— Éstar junto a usted resulta intimidante, los ugares a los que vamos… la gente.

— No tienes que temer, suelo cuidar de mis empleados y mascotas.

— Para ser honesto, creo que a quién debo temer es usted.

— Puedes temer, aunque seas una presa… no estoy planeando cazarte por el momento.

— ¿Podría contarme sobre la pintura? Quisiera saber cómo sabe tanto de lo sucedido con el señor Alexander.

— Porque yo lo maté.

El rostro de Lukas palidecio y Benjamin sólo sonrió divertido antes de reír levemente divertido mientras negaba con la cabeza.

Sabía que lo estaban buscando porque su asesino era mi subordinado, conocía mi amor por el arte y me preguntó si sabía de los rumores extraños respecto a las relaciones de Alexander. — El rubio continuó mirando lo que se exponía frente suyo. — Descubrí sus planes pero no hice nada, no tenía motivos para intervenir y me parecía una historia interesante, jamás pensé que lo seduciría y haría que pintará un cuadro en su honor para matarlo justo frente a él cuando estaba por ser terminado.

— Eso sigue siendo… demasiado.

Los hombros del britanico se movieorn restandole importancia antes de que se aparecierán las pinturas y por consecuencia la obra que deseaba. Un hombre pintado cómo si fuera parte de la realeza parecia estar viendo con aires de superioridad a todos en la sala, se encontraba practicamente desnudo y su pecho sólo estaba decorado por unas preciosas joyas esmeraldas y si notabas aún más de cerca podías ver la sngre salpicada justo sobre su abdomen.

Los hombres definitivamente no son mi tipo, al menos no cómo él… y tener a mi subordinado así es raro, lo sé. Pero la historia detrás sigue teniendo un espiritú de venganza hechizante.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP