33. Está no es una vida ordinaria
Fausto.
Indra no se presentó físicamente a trabajar el lunes.
Sin embargo los correos llegaron en tiempo y forma a como estaba acostumbrado.
Incluso un repartidor de comida me trajo el desayuno el cual solía pedirle a Indra cuando estaba yo aquí.
Todo por orden de ella.
La curiosidad me embargó cuando le marqué a los dos celulares que sabía que ella tenía. Ambos sonaron hasta que me mandaron a buzón.
¿Por qué quería ahuevo que me contestara? Solo era una mujer más.
Solo fue un beso más.
¿Qué me importaba a mí lo que ella estuviese sintiendo?
Debía de concentrarme en cosas productivas y dejar de pensar en la ausencia de la pequeña mujer de cambiantes personalidades.
Plenamente consiente en lo que hacía.
Iván y el actual gordo de la silla cumplieron parte de su preacuerdo conmigo. El fingiría ser un nuevo político no corrupto y yo hacía lo que me placiera con su estado.
Siempre bajo el objetivo común de pasar debajo del agua todos los temas de nuestra agenda política.
Ya hab