17. ♀♂
Indra.
Respiré a través de la mascarilla como me lo pidió una enfermera. Algo tan sencillo se había vuelto una tarea casi imposible.
Mis ojos buscaron a Dante entre las luces blancas del quirófano.
¿Por qué me estaba pasando esto? ¿Fui yo quien puso en peligro a mi bebé? ¿Qué hice mal?
El nudo en mi garganta se volvió más pesado. Lloré, de nuevo, en medio del caos de personas extrañas rodeándome.
Cerré los ojos un segundo, pero la voz tensa del diablo me obligó a abrirlos.
—¡No te duermas! —ordenó Dante, su voz sonó amortiguada por el cubrebocas.
Intenté mirar hacia abajo, pero una tela azul cubría todo mi estómago. No podía ver nada.
—Mi... bebé... —murmuré, apenas audible incluso para mi.
Ni siquiera sentí cuándo me pusieron la intravenosa. La debilidad se había apoderado por completo de mi cuerpo.
Las palabras de los doctores me sonaban lejanas, sin sentido. Algo tibio tocó mi vientre, pero no sentí dolor.
—Dante... —lloriqueé. Quería decir tantas cosas. Quería a Dasha, a Sofía...