Sofía llegó a la sala con el rostro ceniciento, su malestar continuaba, sentía como si tuviera una piedra presionándola sobre el estómago, pero al menos pudo respirar tranquila, cuando descubrió que el cuadro de su boda con Adrián ya no estaba al menos, no a su vista.
—Sofía hermana, Alexander quitó el retrato de Adrián y casi lo rompe. —acuso de forma infantil Lyra a Alexander, y Sofía solo pudo agarrarse la cabeza, pues le estaba martillando.
—Yo se lo pedí Lyra. —dijo en apenas un susurro, y llevo sus ojos a la ventana, no tenía nada en contra de ese bebé, ni siquiera la había visto la cara, pero con solo ver su color de cabello era suficiente, no culparía a esa criatura, pero le dolía el alma el verla.
—¿Por qué? —Lyra lanzó aquella pregunta, y Sofía giró con tal lentitud que por un segundo Alexander creyó que la golpearía.
—¿Por qué?, Lyra en verdad no puedes preguntarme eso. —los labios de Lyra temblaron, al tiempo que su vista bajo al piso, como cuando era una niña y Sofía la r