—En verdad solo díselo, ya estás preparada para la catástrofe, en tu mente has imaginado el rechazo que Dylan pudiese sentir ante tu embarazo, e incluso has creado todo un diálogo donde él lo más probable fuese que te acusará de mentirle. ¿Es así o me equivoco? —indagó la rubia viéndola por el reflejo del espejo a Aria, que simplemente hizo un mohín con sus labios. —Aria en verdad, lo único que estás haciendo es torturarte, imaginar cosas que estoy segura de que no sucederán, y si ese llega a ser el caso, si ese maldito perro llega así sea a hacer el mínimo escándalo, simplemente me lo dejas a mí.
—¿Y qué es lo que harás?
—Fácil, recordarle el hecho por el cual no lo llamo padre, y pregunta si en verdad cree que la vida le dará para tanto, como para conseguir mi perdón y el de este bebé si llega a negarlo, peor aún, si llega a pedirte algo… —Sofia mordió su lengua, pues Aria no era la única que había imaginado posibles escenarios para cuando Dylan supiera de que sería padre una vez má