La noticia del atentado en la gala benéfica corrió como la pólvora, dominando los titulares y las redes sociales, pero entre la tragedia y el caos, un nombre brillaba con luz propia: Nathaniel Vance. Su acto heroico de salvar a una mujer de una muerte segura, arriesgando su propia vida, lo catapultó de nuevo al centro de la atención pública, no como un expresidiario, sino como un salvador que ignoró su supervivencia por alguien más.
Las redes sociales explotaron. El hashtag #VanceElHéroe y #PresidenteVance eran trending topic mundial, superando cualquier otro tema. Los feeds estaban inundados de videos grabados con teléfonos que, milagrosamente, los asaltantes no habían robado. Grabaciones desde ángulos insospechados, capturadas por las cámaras de seguridad de edificios cercanos e incluso por el helicóptero de noticias que sobrevolaba el lugar, mostraban la impactante secuencia del rescate de Vance, su salto audaz y la dramática escena de la mujer colgando. Cada detalle era disecciona