El sueño de Vance fue abruptamente destrozado por el sonido estridente del teléfono. El teléfono que sonó como si el mundo se estuviese acabando, le hizo temblar. La voz de David, al otro lado de la línea, fue de una urgencia que lo hizo salir del sueño que tenía en la silla esperando noticias de la candidatura. Había pasado casi toda la noche en esa silla. La palabra "hospital" fue todo lo que escuchó. No había tiempo para preguntas. Se levantó, se colocó el saco gris plomo y corrió hacia el hospital, el corazón latiéndole como un tambor en su pecho, preocupado y asustado.
La ciudad dormida se sentía como un fantasma. Las calles, como un laberinto, estaban vacías. La camioneta se movía a una velocidad elevada, las luces de la calle se desvanecían en el espejo retrovisor. El silencio en la camioneta era tan pesado que se podía escuchar el sonido de su corazón latiendo. Estaba aterrado, tanto que le pidió al chofer que acelerara para llegar más rápido.
No le habían dicho nada por teléf