98. El Dilema del Cumpleaños
Isidora sostenía su teléfono con manos que temblaban ligeramente, mostrándole la pantalla a Diego una vez más. Como si leer el mensaje de Julieta por tercera vez pudiera cambiar su contenido de alguna manera mágica.
Diego lo leyó en silencio, su mandíbula apretándose con cada palabra procesada. Cuando terminó, se levantó del sofá abruptamente, comenzando a vestirse con movimientos tensos y mecánicos.
—¿Vas a ir?
La pregunta cayó entre ellos como piedra en agua quieta, creando ondas de tensión que se expandían en el silencio del apartamento.
Isidora no sabía qué responder. Su boca se abrió pero no salieron palabras. Porque la verdad era complicada y horrible y no había respuesta correcta que no lastimara a alguien.
Diego se puso la camiseta, tirando de ella con más fuerza de la necesaria.
—Si vas, será como prometida de Matteo. Delante de toda la industria de moda de Barcelona. Cientos de personas viéndote sonreír a su lado. Mintiendo públicamente sobre lo que realmente somos. Sobre lo