60. El Día  Después
Isidora despertó con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de su habitación en la Mansión Franzani. Por un momento, desorientada, no supo dónde estaba. El colchón era demasiado suave. Las sábanas olían a lavanda en lugar del detergente genérico del apartamento de Diego.
Luego todo volvió de golpe.
El concurso. El sabotaje de Clara. El segundo lugar. Diego.
El beso.
Se llevó los dedos a los labios, aún sintiendo la presión de los de él. Cálidos. Seguros. Llenos de promesas que no sabía si podía aceptar. Promesas que la aterraban tanto como la tentaban.
Se había quedado a dormir en casa de Diego la noche anterior. En el cuarto de huéspedes, por supuesto. Él había insistido en que era demasiado tarde para regresar a la mansión, que necesitaba descansar después de la intensidad emocional del concurso y del enfrentamiento con Amy. Y ella había aceptado porque la idea de enfrentar a Matteo esa noche, de ver su rostro, de tener que explicar o defender o simplemente existir en su