—Lucía —gemí, con lágrimas acumulándose en mis ojos—. ¿Por qué haría eso? Pensé que querías reconciliarte, pero eso no puede pasar si no me dices por qué me hiciste eso. No podemos volver a ser hermanas si no te disculpas por matar a mi bebé nonato.
Apresuradamente, Lucía revisó mi teléfono pero no encontró nada. Su mirada suspicaz se dirigió hacia mi rostro.
Me levanté y recuperé mi teléfono.
—Pensé que me habías llamado aquí para hablar. Sé que hice mal al hacer circular ese video y también habría pedido disculpas por ello.
Pasé junto a ella y caminé hacia la puerta.
—Si tan solo te disculparas por arrebatarme la vida de mi hijo, te perdonaría y volvería a ser tu hermana. No me importaría si te quedas con Esteban porque siempre me has quitado cosas, Lucía —me detuve frente a la puerta y dejé que las lágrimas cayeran libremente de mis ojos—. Mis proyectos, mis sueños, mis diseños. Te llevaste todo y ahora estás aquí, diciéndome que no sirvo para nada. Supongo que fue un error venir. D