El resto del camino fue en silencio, cada uno absorto en sus pensamientos, Max pensaba que necesitaría un milagro para resistirse a Isabel pero haría lo que fuera por ella… aunque no estaba preparado para los planes de ella.
Al llegar, dejaron el auto en el garaje y caminaron en silencio hasta la casa… los dos estaban nerviosos, cuando cerraron la puerta de entrada Isabel se quitó su abrigo dejando al descubierto toda su figura realzada por el vestido.
Max la miraba con deseo, con ganas de arrancarle la ropa y hacerla suya de todas las maneras posibles, no sabía cuánto más podría aguantar su deseo y menos después de que ella comenzara a hablar…
- ¿Qué tanto miras?
- A ti.
- Gracias tú también estas muy guapo con ese traje, te sienta como un guante
- Jajajajajajja ¿me estas cortejando Doctora?
- Mmmm… puede ser…. ¿Quiere ser cortejado Señor Hamilton?
- Si es por ti siempre….
- Me alegro por su respuesta… ¿me acompaña?
- Claro
Max no se imaginaba que Isabel lo llevaba hacia su dormitori