Capitulo 60. Ciento Veinte Segundos
2:55 AM.
El silencio en el búnker era el de una tumba a punto de ser profanada. Isabela estaba de pie en la oscuridad de su habitación, vestida con ropa táctica de color negro que Luciano le había dejado escondida en un conducto de ventilación durante su "mantenimiento". Su corazón latía con una cadencia pesada y constante, un metrónomo marcando la cuenta atrás para el acto de traición más grande de su vida.
Sobre la cama, tenía los pocos objetos que Luciano le había indicado: una pequeña linterna de baja intensidad, un dispositivo del tamaño de una tarjeta de crédito y una barra de proteína. Nada más. Viajar ligera. Viajar rápido.
Se acercó a la puerta y pegó la oreja a la fría superficie de acero. Podía oír el murmullo casi inaudible del sistema de circulación de aire. Podía imaginar a los guardias en la sala de monitores, sus rostros iluminados por el brillo de las pantallas, observando un centenar de ángulos muertos, sin saber que el verdadero ataque estaba a punto de venir desde