El salón principal de Thornfield Hall se alzaba majestuoso bajo la luz dorada del atardecer, sus altos ventanales enmarcando el cielo teñido de naranja y púrpura. Clara ajustó los últimos detalles de la mesa del té, sus manos temblando ligeramente mientras colocaba las delicadas tazas de porcelana. A su lado, Sophia observaba en silencio, sus grandes ojos azules siguiendo cada movimiento con esa intensidad peculiar que solo ella poseía.
—Todo está perfecto, pequeña —murmuró Clara, acariciando suavemente el cabello dorado de la niña—. Tu padre estará orgulloso de cómo has ayudado hoy.
Sophia asintió sin palabras, pero su sonrisa tímida iluminó su rostro como un rayo de sol atravesando las nubes. Clara sintió una punzada de ternura mezclada con dolor. Cada día que pasaba en esta mansión, cada momento compartido con la pequ