El silencio en la oficina de Luca era denso, como el aire previo a una tormenta. Sentado frente a una mesallena de informes y documentos, sostenía en sus manos una carpeta que había cambiado todo. El nombre en el encabezado, escrito con una caligrafía precisa, pertenecía a uno de sus hombres de mayor confianza: Marco.
Matteo, siempre a su lado, lo observaba con cautela.
—No quería crearlo al principio, Luca. Marco siempre ha sido leal… o al menos eso pensamos. Pero las pruebas son claras. Ha estado vendiendo información a la banda rival durante meses.
Luca cerró los ojos, apretando los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
—Esto no es solo una traición a mí. Es una traición a todos nosotros… a Bianca.
Matteo asintió, aunque sus palabras fueron más duras.
—Debes decidir qué hacer, y rápido. Si Marco sigue vivo, es un peligro. Y si Bianca sigue a tu lado, también lo será.
El comentario fue como un golpe directo al estómago. Luca sabía que Matteo tenía razón, pero la idea