Aurora miraba la fachada del palacio renacentista con una mezcla de asombro y tensión. Era una de esas estructuras que parecían resistir al tiempo, con columnas imponentes y ventanas decoradas con detalles intrincados. Allí, en Florencia, la belleza y el arte parecían estar en cada rincón, pero esta vez la majestuosidad del lugar tenía un propósito mucho más oscuro. Aurora sabía que dentro de esas paredes se escondía algo que podría acercarla a las respuestas que tanto buscaba.
—¿Estás segura de que esto es una buena idea? —preguntó Marco mientras estacionaba el coche en una estrecha calle lateral. Su voz tenía un tono que mezclaba curiosidad con una pizca de preocupación.
Aurora, ajustando la bufanda qu