La mañana había comenzado como cualquier otra. Matteo revisaba papeles en su despacho mientras el sol iluminaba los muebles oscuros de madera, dándole un brillo cálido al lugar. Aurora, por su parte, estaba en su estudio, mezclando colores en su paleta, intentando capturar en un lienzo la maraña de emociones que sentía desde que comenzaron a investigar la herencia de los Mancini. Pero la tranquilidad se rompió de golpe con una llamada de Marco, el asistente de Matteo.
—Matteo, tienes que ver esto. Están hablando de ti en las noticias —dijo Marco con un tono urgente que de inmediato puso al abogado en alerta.
Matteo encendió la televisión, y allí, en la pantalla, un periodista hablaba con una intensidad calculada, acompañado de im&a