Cap. 81. Yo amo a esa mujer
El tiempo les jugaba en contra. El auto se movía con fluidez por calles semivacías. Marisol permanecía erguida, atenta a cada giro, a cada reflejo en los espejos. No había gritos, no había súplicas, solo sus ojos analizando y su mente calculando.
- “No entiendo por qué me arrastras tan lejos”, dijo Marisol con voz calmada, aunque firme. “Milán no es un buen escondite, lo sé. Pero ¿crees que con este teatro me vas a asustar?”
Leonardo sonrió con frialdad, sin apartar la vista de la carretera.
- “No se trata de asustarte. Se trata de control. Aquí todo sería más fácil para ellos poder moverse, lo conocen bien. Allá el bajo mundo me va a ayudar, he pagado todo lo que tengo por esta venganza”, expresó Leonardo.
Ella ladeó la cabeza, evaluando la frase.
- “Supongo que te crees listo. Pero cada paso que das deja pistas. Y créeme, las encontrarán”, dijo Marisol.
Él frunció ligeramente el ceño, divertido por su audacia.
- “Me encanta tu confianza. Pero te aseguro algo, inclus