Mundo ficciónIniciar sesiónEl auto negro se detuvo frente al edificio donde Mariano tenía su oficina. Había regresado esa madrugada de Milán, con el cuerpo agotado pero el espíritu encendido. Las horas con Caroline lo habían cargado de una fuerza nueva, ya no era solo un hermano vengando agravios, era un hombre defendiendo a la mujer que amaba y al hijo que venía en camino.
Sus asesores lo esperaban en la sala de reuniones. Apenas se sentó, comenzaron a desplegar carpetas y gráficos. - “Señor”, dijo el primero, “las pérdidas de Leonardo Russo en los últimos quince días han sido contundentes. Ha visto congeladas líneas de crédito, algunos socios han retirado respaldo y, según los rumores, tres contratos mayores han sido cancelados”. Mariano bebió un sorbo de café, en silencio. - “Y eso no es todo”, añadió otro de los asesores. “Hoy recibirá a los representantes de la señora Caroline Müller. Se espera que sea






