Mundo ficciónIniciar sesiónCaroline salió al jardín con una ligereza que no recordaba desde hacía muchísimo tiempo. El aire fresco de la mañana acariciaba su piel como un bálsamo, y el canto de los pájaros le parecía un himno de libertad. Caminaba descalza sobre la hierba húmeda, sintiendo cada paso como un renacer. Tenía el móvil en la mano, todavía con el mensaje abierto: “El divorcio está firmado”. Lo había leído tantas veces que podía recitar cada palabra de memoria, como si quisiera tatuarlas en su mente, como si necesitara asegurarse de que no era un espejismo.
Francesco la observaba desde la terraza, apoyado en la barandilla, con una sonrisa serena en los labios. - “Nunca te había visto tan tranquila”, dijo Francesco al fin, bajando los escalones despacio, con las manos hundidas en los bolsillos. Caroline levantó la vista hacia él, los ojos brillando con una emoción contenida. - “Es que es real, Fran






