Mundo ficciónIniciar sesiónHabían pasado poco más de tres semanas desde que Caroline escuchó aquel latido en la clínica. Ahora, con nueve semanas de embarazo, cada día se sentía distinto. El cansancio era más intenso, las náuseas aparecían a primera hora, pero todo eso lo llevaba con una sonrisa serena, cada síntoma era prueba de que la vida crecía en su interior.
La mansión de Mariano en Milán ya no le resultaba tan extraña. Poco a poco había ido apropiándose de los espacios. Una mañana decidió cambiar las cortinas del salón por unas más claras; otra, pidió que el jardín interior se llenara de flores frescas. El mayordomo y el personal obedecían sin objeciones, como si cada detalle de la casa dependiera de su gusto. - “La signora Russo quiere luz”, comentó una de las empleadas, “entonces tendremos luz”. Caroline caminaba por los pasillos con un cuaderno en la mano. Allí anotaba lo que quería modificar, una lámpara aquí, un sofá nue






