La reunión continuó, las conversaciones cambiaban de un tema a otro, manteniéndose siempre en el mismo eje: los negocios.
A pesar de que más de la mitad de las mujeres que iban de acompañantes parecían ser escorts profesionales, había unas cuantas que, como Emilia, iban bien vestidas y del brazo de caballeros que procuraban dejar en claro sus posiciones. Eso dividió la sala a medida que pasó el tiempo, pues las conversaciones se centraban en temas comunes de sus propias esferas de acción.
Para la pelinegra, el mejor lugar y el único en el que parecía encajar era al lado de Alexander Sidorov. Sin embargo, la fricción entre Alexander y Viktor se hizo cada vez más evidente. Después de varios vasos de licor, comenzó a lanzar insinuaciones veladas sobre la capacidad de Alexander para manejar sus asuntos, mencionando rumores sobre un traidor en sus filas.
Cu