Ella dejo caer la caja al suelo con un golpe sordo, desparramando su contenido como si también sus emociones hubieran sido volcadas allí. Las palabras seguían resonando en la habitación, incluso después de que la grabación se detuvo. "Nunca la voy a amar. Jamás. Ni en esta vida ni en ninguna otra."
Ella ya sabía incluso estando acostada que sus piernas ya no le respondían. Su espalda resbaló por el borde de la cabecera y todo su cuerpo descanso por encima de aquella cama de terciopelo. Se encogió sobre sí misma, abrazando sus propias rodillas como si pudiera protegerse del frío que se colaba bajo su piel.
El silencio en la suite era ensordecedor, interrumpido solo por el sonido irregular de su respiración. Los cristales del candelabro colgante tintineaban por el aire acondicionado, como si también se estremecieran por lo que acababa de suceder.
—¿Cómo pude…? —susurró, con la voz rota—. ¿Cómo fui tan estúpida? ¿Cómo pudiste caer una vez más Alicia Morgan? — Su voz tal como su corazón y