El camarote estaba envuelto en un silencio espeso. La respiración entrecortada de Alicia era lo único que rompía la quietud. Dante aún la tenía entre sus brazos, pero su expresión se había congelado en el momento en que escucho la respuesta que Alicia le dio, era como si una bestia acabará de despertar.
—¿Era tu primera vez? —preguntó con voz grave por segunda vez como si aún necesitara confirmarlo quizás mil veces más, aunque Alicia ya de lo acaba de decir ella no quería pensar que Dante era tonto, el hombre se acercó a ella y la dejo encerrada entre su brazo y la Pared, era una Bestia que quería acabar con ella.
Alicia tragó saliva y asintió levemente. Su piel ardía por el roce de Dante, pero en sus ojos no había ternura, solo una sombra oscura que se cernía sobre él.
Dante se separó de golpe, como si el contacto de su cuerpo contra el de ella le quemara. Su mandíbula se tensó, sus puños se cerraron, y su mirada se clavó en ella con una intensidad cortante. Alicia sintió un escalofr