El aire estaba denso cuando Dante Moretti tomó a Alicia de la muñeca con una fuerza controlada, pero implacable.
—Nos vamos —ordenó con voz grave.
Los ojos de Alicia destellaron con furia, pero no tuvo oportunidad de protestar.
Dante la arrastró fuera de la fiesta sin detenerse, sin importarle las miradas curiosas que los rodeaban.
Adrien los observó con una sonrisa ladeada, como si la escena le pareciera entretenida.
Pero Alicia no encontraba nada divertido en aquello.
Su ira creció con cada paso que daba.
Cuando llegaron al camarote de Dante, él abrió la puerta de un tirón y la empujó dentro con un movimiento firme.
La puerta se cerró de golpe tras ellos.
Alicia giró bruscamente, con el pecho subiendo y bajando por la rabia.
—¿Qué demonios te pasa? —espetó, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza — Eres una maldita bestia, ¿quien demonios te crees que eres?
Dante se acercó a ella con la mandíbula apretada.
Sus ojos oscuros, cargados de enojo y algo más peligroso, la recorrieron d