«Vivir sin ti sería despojar mi corazón de mi cuerpo» Luna perdió a todo lo que consideraba familia cuando era una niña. Toda su vida esperó que la buscaran, eso fue lo que le prometieron y ella espero impaciente casi diez años. El tiempo pasa, las personas suelen convertirte en lo que desean ser o en lo que necesitan ser para sobrevivir: Una huérfana en un ambiente hostil y cruel como en el que vivió Luna no puede darse el lujo de convertirse en un ejemplo a seguir, tampoco en un caso de superación personal. Por ello, su irritable y emocional personalidad la llevarán a experimentar vaivenes emocionales constantemente cuando su hermanastro vuelva por ella como prometió, pero tal vez ya sea demasiado tarde para que florezca la joven que debió ser. Ashton es un hombre que nunca estuvo completo ni feliz. Gran parte de su vida tuvo que rebuscárselas para poder sobrellevar la poca habilidad de paternar de su progenitor. Cuando este lo deja solo con su madrastra y su hija, confirmo que ese adulto que debió hacerse responsable de él, nunca lo quiso y solo lo mantuvo a su lado tantos años para cobrar la ayuda que el gobierno les brindaba. Fue un golpe contundente en la vida de este niño que solo quería tener una familia funcional, pero siguió adelante y el único impulso que necesitaba cada día eran esos tiernos ojos marrones que al despertar cada mañana lo acompañaban en el proceso de ser mejor persona. Por ella. Todo fue por ella.
Leer másPrólogo.
«Volveré por ti.» Esas son las palabras que he escuchado en mi cabeza toda mi vida. La voz que remiten esas palabras es de Ashton, mi hermanastro. Las escuché el día que nos separaron y nunca deje de oírla.
Ni una m*****a noche.
Ese día presencié el rostro lleno de lágrimas de mi hermanastro, mi corazón dolía al verlo tan angustiado, él jamás lloraba. Aún puedo recordar la confusión que sentía esa mañana. Mis preguntas daban vueltas entre muchas personas que rondaban la casa y me hacían preguntas mientras la que necesitaba respuestas era yo. ¿Por qué estaba esta gente aquí? ¿Por qué se llevaron a mi mamá? ¿Por qué estaban guardando mis ropas en una bolsa?
— ¡Ash! —Corrí apresuradamente hacia mi hermano que estaba sentado en el sillón marrón —realmente su color original era blanco, pero hace mucho no lo es— con las manos en su rostro.
—Ash... ¿Qué está pasando? —Pregunte empujando su hombro repetidamente para que me mirara, pero no lo hizo enseguida.
Él tomo un par de respiraciones entrecortadas. Se parecía a mí cuando me lastimaba o mis amigas decían que no querían jugar conmigo. Cuando levanto su cara para verme, sus ojos estaban hinchados y rojos. Me dio una sonrisa y yo le sonreí también, asustada.
Ashton me había enseñado que mientras estemos juntos, no había nada que temer, ni siquiera a mi madre que a veces se ponía agresiva conmigo.
— ¿Qué pasa, Ash? ¿Por qué estás llorando? ¿Y por qué esta gente se llevó a mama? —pregunte subiéndome a su regazo sin siquiera pedirle permiso.
—Esta gente... Ellos tendrán que hacer algo con lo que tú no vas a estar contenta —Se sorbió la nariz y me dio otra sonrisa. Él puso su mano en la parte trasera de mi cabeza y acaricio temblorosamente mi cabello—. Ellos harán esto por tu bien y nunca olvides que volveré por ti, ¿está bien?
— ¿Volverás? ¿A dónde vas? Mañana vendrás por mí. ¿Verdad?
¿Me iba a ir a la casa de alguien? ¿Por qué no puedo quedarme con Ash? ¿Por qué él no puede venir conmigo? Nunca habíamos estado separados y todo se había tornado borroso. Sentía que no podía dormir sola, él siempre se hacía una cama en el piso, al lado de mi cama y me cantaba antes de dormir.
—No, Luna. Va a ser mucho más tiempo —apoyó su frente contra la mía. Pero no estaba de acuerdo con esto, no quería irme.
Lo empujé y de un salto, me alejé de él. — ¿Cuánto tiempo? No puedo dormir sin ti, lo sabes, la última vez tuve ese sueño en el que la hormiga iba a comerme ¿Y quién me cantara? ¿Quién me hará la cena, Ashton? ¿Quién jugara conmigo? —Me tiré al suelo y comencé a llorar esperando que él tuviera compasión.
—Yo lo haré cariño —Dijo una mujer detrás de mí. Es una persona mayor de pelo corto, rubia y robusta. Tiene una bata blanca y una sonrisa en su rostro arrugado.
—Pero yo quiero que él lo haga —Gire la cabeza para mirar a mi hermano pero él no estaba viéndome.
—Lo hará por un tiempo ella, Luna —Respondió él de inmediato.
Cuando la mujer detrás de mí, quiso tomar mi brazo, así como había saltado lejos de Ashton hace un momento, volví de un salto, capturando su cuello, aferrándome a este y empecé a llorar muy fuerte. Él acaricio mi cabello negro y me susurro en el oído: —¿Confías en mí?
Yo asentí rápido con la cabeza aun en su hombro.
—Entonces confía en mí cuando te digo esto... apenas pueda iré a buscarte y viviremos siempre juntos. Nunca te olvides de esto Luna. Jamás. ¿Me oyes? —Sentí sus lágrimas en mi cuello—. Te quiero demasiado, eres mi mejor amiga. Daría todo por ti. Lamento tener que dejarte ir, pero en poco tiempo estaremos juntos de nuevo y nunca más te dejaré ir.
Después de eso la mujer me tomó por la fuerza y me llevó fuera de mi casa. Lejos de mi hermano. Me subió a un auto y yo gritaba su nombre «Ashton» «Ashton» « ¡Ashton!». Él salió de la casa, pero el auto ya empezó a moverse.
Lo último que escuche de él fue: «No lo olvides»
Ese poco tiempo, según él, fueron diez años. Me dejó aquí sola en un orfanato mientras él estaba convirtiéndose en un abogado exitoso.
Lo sé porque las brujas que se encargan de mí, se ocuparon de dejármelo bien en claro. Abogado de una empresa. Comprometido. Ahora es Ashton Williams.
Yo aún sigo siendo Luna Cooper. Él tenía catorce años y logró ser adoptado. Yo llegué a este lugar cuando tenía siete y nunca nadie quiso adoptarme. Qué suerte tienes Ashton.
Lo esperé hasta los once años. Él tenía dieciocho. Mayor de edad. Nunca vino a buscarme.
Puedo entenderlo, en realidad nunca tuvo ninguna obligación conmigo, él era mi hermanastro, solo que al ser pequeña no entendía la diferencia entre hermano político y de sangre, ahora claramente la sé, pero mi resentimiento jamás se ira. No había necesidad de poner expectativas y esperanzas en una niña que vivió más de la mitad de su vida admirando a su hermano mayor.
A los once años dejé de llorar y esperar. A los once años me di cuenta de que nunca iba a venir, me di cuenta de que en realidad nunca me quiso realmente, tal vez lo hacía en la superficie, pero no más allá de eso, me di cuenta de que no viviremos juntos para siempre. Me di cuenta la clase de m****a que es. Me di cuenta de que en la vida tienes que ser dura y fuerte para que nadie intente derribarte con falsas esperanzas, con falsos sentimientos, con falsos sueños.
Tengo diecisiete años y faltaban solo ocho meses para poder irme del orfanato, pero él tenía planeado otro futuro para mí. Me llamo Luna y mi apellido pronto cambiará por alguien que odio con toda mi alma.
Con la nueva información que tenía, no era una buena noche para estar sola.En primer lugar, quería llamar a Ashton. En segundo lugar, quería ir a donde vive Ashton. Y en tercer lugar, quería estar con Ashton.Ninguna opción era buena.No tarde mucho en llamar a las chicas haciéndoles saber que estaba a punto de cometer una estupidez. En una hora las tres estaban en mi apartamento. Pedimos una pizza y ellas compraron cerveza con la identificación falsa de Margaret.Dios bendiga a Margaret.Estábamos sentadas en el sofá, disfrutando de unas latas de cerveza mientras les contaba sobre mi regreso a mi antiguo trabajo y cómo las cosas habían estado yendo con Ashton. Todas me escuchaban atentamente lo cual me daba mas confianza para contarles lo que estaba quemandome los cesos.Margaret, se acomodó en uno de los sofás. A su lado, Tiara revisaba su teléfono ocasionalmente, mientras que Loretta, se encontraba sentada en el suelo, con un vaso en la mano.Suspire profundamente, tratando de reu
Han pasado dos semanas desde que acepté la propuesta de Ashton. Dos semanas desde que volví a mi antiguo trabajo. Dos semanas en las que Ashton apenas me ha mirado.Cada día que paso en la oficina, siento como si estuviera caminando sobre una cuerda floja. El aire se siente más pesado, más denso, y cada vez que miro a Ashton, todo lo que veo es un vacío helado. Parece como si estuviera a millas de distancia, incluso cuando estamos en la misma habitación.Estoy en mi escritorio, tratando de enfocar mi atención en el trabajo. Es difícil, especialmente cuando mi mente sigue volviendo a lugares que no aportan a mi sanidad mental. Sin embargo, me obligo a concentrarme, a no dejar que mi mente se desvíe.Había terminado de ordenar los informes en mi escritorio cuando sentí la puerta del ascensor llegar al piso y vi a Esteban salir por las puertas, mirandome con confusion.—Los chicos me dijeron que ya habias llegado —dijo, forzando una sonrisa en su rostro. Su tono de voz denotaba cierto ne
Ver a Ashton después de tanto tiempo fue como recibir un golpe directo al corazón. En un primer momento, la sorpresa me dejó sin palabras, como si de repente me hubiesen quitado el aire. Ashton era la última persona que esperaba encontrarme, y ahí estaba. Aunque me alivió ver que, al menos físicamente, estaba bien, su mirada y su postura reflejaban un sufrimiento evidente que retorció mi corazón.—No —respondí rápidamente, sacudiendo la cabeza. Ashton parecía sorprendido por mi rápida negación.—Estaban cenando, los vi.Tragué saliva, luchando contra el pánico que amenazaba con consumirme. —Esteban solo me acompañó a cenar. No hay nada entre nosotros.Ashton frunció el ceño, claramente confundido. —¿Entonces por qué estaba ahí? ¿Por qué cenaste con él?—Lo encontré en el mismo lugar —murmuré, evitando su mirada. Sabía que mi respuesta no lo satisfaría, pero era la verdad.—¿Lo encontraste? —Ashton rió amargamente—. ¿No te parece raro haberlo encontrado de la nada aquí?—Casi tan raro
Hoy era un día agridulce. Una mezcla de emoción, tristeza y ansiedad flotaba en el aire, colándose en cada rincón de mi nuevo apartamento. El tintineo de mi celular marcaba las cinco en punto. Era mi cumpleaños, pero las felicitaciones y las celebraciones parecían tan lejanas.Los rayos del sol filtrándose por la ventana me recordaron que tenía mucho que hacer. Frente a mí se extendía una gran cantidad de documentos y papeles que necesitaba firmar para finalizar mi mudanza. Aunque la mayoría eran formularios y contratos estándar, cada página era tediosa. Mis nervios en los días posteriores a mi despedida con Ashton iban aumentando cada vez mas y mas. Siempre fui una persona irascible, pero ahora... Ahora ni siquiera podia vivir conmigo misma.Mis dedos temblaban un poco mientras firmaba, pero lo atribuí más a la emoción que al miedo.Después de horas de trabajo, finalmente terminé de firmar los papeles. Los amontoné cuidadosamente y los metí en una carpeta, prometiéndome a mí misma qu
La campana anunció el fin de las clases y todos los estudiantes comenzaron a salir del edificio. Me apresuré a recoger mis cosas y me dirigí hacia la salida, tratando de evitar cualquier encuentro no deseado.Sin embargo, al llegar al vestíbulo, lo vi allí parado, esperándome. Ashton me miró con una mezcla de preocupación y desesperación en sus ojos.—Luna, tenemos que hablar —dijo en un tono urgente.Tragué saliva, sabiendo que no podía evitarlo por más tiempo. Asentí con la cabeza y lo seguí fuera del edificio, alejándonos de la multitud de estudiantes.El aire fresco de la tarde me envolvió mientras caminaba junto a Ashton hacia un rincón apartado del campus.—No puedo creer que te hayas ido sin decirme nada —dijo Ashton, su voz temblando ligeramente.Traté de mantener la calma y miré hacia el suelo, sintiendo un nudo en mi estómago. No quería ser hiriente, pero sabía que era la única forma para lograr que él me dejara en paz.—Ya no aguantaba ni un segundo mas vivir en esa casa y
—Si sientes que esto es lo que tenías que hacer, te apoyo —Dijo Loretta brindándome té caliente mientras se acuesta a mí lado—. ¿Irás a la escuela hoy?Asentí con la cabeza y tome un sorbo. El líquido caliente bajando por mí garganta se sentía relajante, incluso hizo que momentáneamente no todo fuera tan malo.—¿Él no te buscará ahí? —Pregunta mirándome con atención. Loretta se veía preocupada por mí, pero no sabía cómo transmitirle tranquilidad, porque ni siquiera yo me sentía tranquila.—No lo sé, espero que no, de todos modos, falta solo un mes y medio para terminar la escuela.—¿Él no es el que pagaba la cuota mensual?—Sí... Sí, no pensé en ese factor la verdad, pero de todos modos, creo que puedo pagarlo... ¿Cuánto es...?—Veinte mil dólares por mes.—¡¿Qué?! —Veinte mil dólares —reiteró Loretta con un tono de preocupación en su voz.Sentí cómo mi corazón se aceleraba y un nudo se formaba en mi estómago. Veinte mil dólares mensuales era una suma astronómica, especialmente para
Último capítulo