Al amanecer, después de despertarse, Ravi y Malú regresaron a la mansión. Al llegar, fueron recibidos con sonrisas por las empleadas Gabriela, Fernanda y Camila, la ama de llaves, y Olga —quien había sido avisada por Ravi de que la pareja solo regresaría al día siguiente— sospechaban que él había preparado una sorpresa especial.
Tan pronto como entró, Malú compartió la novedad:
—¡Ravi me pidió matrimonio! ¡Estamos comprometidos!
Las empleadas estallaron de alegría, abrazando a la pareja. Olga lloró de felicidad, emocionada de ver a Malú finalmente segura y lejos de las sombras del pasado. Malú la abrazó y besó su rostro, agradeciendo haberla guiado hasta alguien como Olga, quien siempre le había ofrecido amor incondicional.
—¡Vamos a planear la boda! —sugirió Gabriela, entusiasmada.
Ravi, sonriendo, besó la mejilla de Malú y dijo:
—Necesito contarle a Heitor que todo fue perfecto. Y también quiero avisar a toda la familia Castellani.
—¿Él ya sabía? —preguntó Malú, sorprendida.
—Sí, mi